Ars Electronica se centra en 'el próximo sexo' y descubre la biotecnología como instrumento de arte
En el siglo XX, la sexualidad pudo independizarse de su función reproductora mediante la píldora y otros anticonceptivos. En el milenio entrante, la biotecnología permitirá que la gestación de la vida se libere del sexo. En este tema atractivo e inquietante se centra el festival Ars Electronica, que se celebra desde ayer, y hasta el próximo día 7, en la ciudad austriaca de Linz, bajo el título Next sex (El próximo sexo). A la pintora Marta de Menezes le encanta perforar con una finísima aguja de acero el capullo de las mariposas. Durante la gestación del insecto transforma así el diseño de las alas, aunque sea en un mínimo detalle. Lo que le fascina es "crear un patrón no previsto por la naturaleza misma" y desafiar con sus obras vivas a algunos expertos en la materia, porque, si bien a los científicos se les regula estrictamente el uso de organismos vivos, a los artistas no se les ha puesto todavía ningún límite. "Pero las mariposas no sufren con la intervención microquirúrgica, porque no tienen nervios en las alas", dice la artista, de 25 años. De Menezes estudió en la Academia de Bellas Artes de Lisboa y se encuentra ahora en la vanguardia del bioarte. Su próximo proyecto será una recreación de la composición genética de células humanas.
En el festival Ars Electronica, las mariposas vivas de diseño revolotean en un pequeño recinto acondicionado como invernadero junto a otros quioscos transparentes, también de contenido raro y didáctico, como el de muñecas semivivas. Inspirados en unas muñequitas tradicionales de Guatemala que, según las costumbres, sirven para aliviar las penas de los niños, los australianos Ionat Zurr y Oron Catts y el israelí Guy Ben-Ary crearon figuritas de tejido orgánico. En un cultivo de células de los que se usan para el trasplante de órganos bañan el molde original, de material degradable, hasta que queda sustituido por una masa viva. Ampliado en vídeo, se ve un trozo descarnado, repugnante. Pero el objetivo no es embellecer el entorno, sino "explorar cómo la gente reacciona ante lo que nos depara el futuro más próximo", dice Catts, diseñador de oficio.
"Ningún artista del mundo tiene tantas reproducciones de su obra como yo", se jacta con picardía el escultor Joe Davis, veterano en el campo de la biotecnología. Su hazaña de corte dadaísta está en "clonar" y reproducir en "cientos de trillones una bacteria con un mensaje codificado en el que se esconde en forma de y el órgano genital femenino. Su idea es lanzar la bacteria con el sublime mensaje al espacio para llenar el vacío de conocimiento de los extraterrestres.
La alianza de arte y biotecnología está todavía muy verde, celebrando apenas el descubrimiento del instrumento. Recuerda a los primeros pasos del arte de computadorización, de los cuales también fue testigo el festival Ars Electronica, fundado en 1979 y convertido ahora en prestigioso foro mundial. El impulso intelectual proviene del simposio, en el que este año participan, entre otros, el químico Carl Djerassi, inventor hace 40 años de la píldora anticonceptiva, y el japonés Nobuya Unno, responsable de la primera matriz mecánica en la que se está intentando la gestación extrauterina de una cabra.
A partir de hoy se reúnen los expertos con varios artistas para discutir sin prejuicios acerca del enorme impacto que tendrán muy pronto los avances de la biotecnología en todos los aspectos de nuestras vidas. En vísperas de la apertura, ya se alzaron protestas de la extrema derecha. El Partido Liberal (FPÖ) de Jörg Haider arremetió contra la instalación, en la plaza central de la ciudad, de un laboratorio temporal donde todo ciudadano puede participar en una competición, no falta de humor, destinada a medir la velocidad de los espermatozoides.
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