Inseguridades
Todo el mundo está muy preocupado por la inseguridad jurídica que supondría hacer las cosas bien en el asunto de los móviles, aunque para ello hubiera que dar marcha atrás y anular las licencias regaladas. Pero no veo a nadie escribiendo sesudos artículos sobre la inseguridad existencial que significa vivir bajo un Gobierno entregado a las multinacionales y a las grandes superficies. A mí también me dan pena los empresarios globales, acosados continuamente por la ley, pues nadie ignora que se legisla en contra de ellos, pero yo soy un particular y no perjudico a nadie con mis locuras. El problema, ahora, es a quién recurrir para que esos pobres empresarios nos devuelvan un dinero que podría invertirse en sanidad, en enseñanza, en educación o en carreteras.Personalmente había pensado en escribir al Defensor del Pueblo, por si no se hubiera enterado, pero va diciendo por ahí sin ningún rubor que es amigo personal de Aznar, así que no vale. Por otro lado, si se pudiera poner una denuncia en el juzgado de guardia, ya la habría puesto la oposición, supongo. A lo mejor hay que aguantarse porque se trata de un atraco a mano armada legal, como la indemnización de Villalonga. La ley produce mucha inseguridad jurídica, cada día más. Quizá sea mejor olvidarlo, pues. Al fin y al cabo, no son más que unas pesetillas de nada. Lo decía el otro día Elvira Rodríguez, secretaria de Estado de Presupuestos: "Si me llegan de golpe y porrazo tres billones de pesetas, pues claro que me vienen muy bien. Pero eso no me quita que el año que viene no los tenga. Es preferible tener unos ingresos regulares".
La señora que ha dicho esa tontería no es una particular, es casi una ministra. Y hace presupuestos que nos afectan a todos. Un compañero mío de trabajo dijo un día que él prefería tener un sueldo modesto, pero fijo, a que le cayeran cuatro o cinco mil millones en la bono loto. Todo el mundo le retiró la palabra. A veces, las personas particulares se portan con más sensatez que las públicas. El problema de las públicas es que se deben favores unas a otras, lo que no me parece mal. Pero deberían pagarlos con dinero de su bolsillo. Claro, que eso produce mucha inseguridad económica.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.