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Schröder rinde homenaje al inmigrante asesinado por tres cabezas rapadas

El Gobierno democristiano (CDU) del Estado de Turingia, en el este de Alemania, destituyó ayer al jefe de los servicios secretos, Helmut Roewer, por haber mantenido contacto en 80 ocasiones entre 1996 y 1997 con un neonazi, condenado por incitación al odio racial. El canciller federal, el sociademócrata Gerhard Schröder (SPD), depositó ayer una corona en Dessau, en el parque donde fue asesinado por tres jóvenes ultraderechistas Alberto Adriano.

Grito xenófobo

No cesan en Alemania los escándalos relacionados con actividades reales, o presuntas, de los neonazis y la ultraderecha. El canciller Schröder acudió ayer, cuando estaba a punto de culminar su gira de dos semanas por el este, a Dessau para honrar la memoria del mozambiqueño Adriano, asesinado por tres jóvenes cabezas rapadas. Schröder depositó una corona de flores ante una lápida levantada en el parque donde los ultraderechistas dejaron medio muerto a Adriano. Una foto del asesinado con un crespón negro y flores depositadas por ciudadanos recuerdan el asesinato. Schröder acudió acompañado por el jefe de Gobierno de Finlandia, Paavo Lipponen. Los dos políticos aprovecharon la ocasión para realizar un llamamiento contra la violencia racista y xenófoba.En el Estado vecino de Turingia, el escándalo ayer fue el envío a la jubilación anticipada de Helmut Roewer, el jefe de los servicios secretos, encargados de velar por el orden constitucional y luchar contra el terrorismo. Roewer estaba ya suspendido por sospecha de difusión de información secreta. Lo que provocó ayer su destitución definitiva fue que se descubrieron sus contactos frecuentes con un neonazi apellidado Dienel, a quien le pagaba por sus informaciones. Dienel, condenado por incitación al odio racial, comentaba que el dinero recibido eran "donativos para la causa". Hasta 80 contactos en un año hubo entre el jefe de los servicios secretos y el neonazi. Demasiado para el Gobierno de Turingia, que optó por destituir e Roewer.

También se produjeron tumultos e interrupción de la sesión plenaria incluida, en el Landtag (Parlamento regional) de Hesse. Un diputado democristiano increpó al jefe del grupo parlamentario de Los Verdes, Tarek al Wazir, de padre yemení. El democristiano llamó al diputado verde "estudiante de Sanaa". Un diputado de la CDU insistió en un "¡Vuélvete a Sanaa!". Los Verdes lo tomaron como un grito xenófobo y siguieron tumultos en la sala. El presidente interrumpió la sesión. No llegó la sangre al río. Tras pedir disculpas los democristianos, todo siguió su curso normal.Más grave ha sido, sin duda, la comprobación de que el atentado del miércoles en Waiblingen, al suroeste de Alemania, contra una casa de solicitantes de asilo político, donde se encuentran 79 refugiados, fue obra de tres jóvenes en torno a los 20 años. Ya los capturó la policía. Ahora les espera el correspondiente proceso por tentativa de homicidio y otros delitos.

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