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Partidos tutsis boicotean el plan de paz de Burundi ante Clinton

La mayoría de las facciones políticas de Burundi firmaron ayer un acuerdo de paz para compartir el poder que lleva por objeto poner fin a una guerra civil que dura ya siete años. Seis de los 10 grupos tutsis, no obstante, boicotearon el acuerdo. El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, respaldó con su presencia el acuerdo de paz.En total, 13 de las 19 delegaciones que han participado en las negociaciones de paz durante dos años pusieron su firma en un documento diseñado por el mediador, Nelson Mandela, ex presidente surafricano. Entre los 13 firmantes están el presidente de Burundi, Pierre Buyoya, la Asamblea Nacional, los principales partidos que representan a la mayoría étnica de los hutus y cuatro de los 10 partidos tutsis. Los tutsis rechazaban en un principio el acuerdo por temor a que un eventual Gobierno de la etnia hutu (85% de la población del país) provoque un genocidio como el ruandés de 1994. Finalmente, Mandela logró convencer a cuatro de esos diez partidos tutsis.

Burundi es un gemelo geopolítico de Ruanda: ambos fueron colonia belga y lograron la independencia al principio de los años sesenta; en los dos, los tutsis representan el 15% de la población y acaparan el poder económico, político y militar. Tras siete años de guerra civil, que ha costado la vida a 200.000 personas en un país de apenas ocho millones de habitantes, Nelson Mandela había logrado consensuar un acuerdo de paz para Burundi en torno a tres ideas: alto el fuego definitivo, desarme de las milicias hutus y la convocatoria de unas elecciones generales 30 meses después de un periodo de transición que comenzaría después de quedar garantizada la seguridad del país.

Elecciones generales

El problema es que las milicias hutus (apoyadas por sus hermanas ruandesas responsables del genocidio de 1994) rechazan un cese de hostilidades definitivo si antes no se acepta la convocatoria de unas elecciones generales y el nombramiento de un presidente neutral durante la transición; no aceptan, por ejmplo, la vaga definición de "garantías de seguridad" para dar comienzo al periodo transitorio de los 30 meses. Los tres grupos armados rebeldes de Burundi ni siquiera han estado representados en las conversaciones.Los partidos tutsis, por su parte, temen que unas elecciones libres, sin otra garantía, permitan la llegada al poder de los grupos hutus más radicales y provoquen una nueva matanza de tutsis, como la sucedida en Ruanda en la primavera de 1994, donde perdieron la vida casi un millón de personas.

El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, añadió una etapa a su viaje a Nigeria con el fin de estar presente en ese momento histórico. Ayer, en medio de decenas de reuniones de pasillos tratando de lograr el milagro, Clinton se limitó a ponderar el papel jugado por Tanzania, un país muy interesado en la paz, pues en su territorio viven 300.000 refugiados burundeses. El ministro de Interior de Burundi culpó ayer a las milicias hutus de la situación.

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