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Osos polémicos en el valle de Arán

Los ganaderos se quejan de que un plan de repoblación de plantígrados está diezmando sus ovejas

La foto fue tomada en 1936. Muestra a un hombre vestido de negro, boina calada hasta las orejas, bigote oscuro. Una escopeta en el brazo izquierdo. La mano derecha sujeta la pata de uno de los dos osos muertos a sus pies. "Es mi abuelo, explica Daniel Bayo, sentado en el comedor de su restaurante de Les (valle de Arán). "Cuando cazaba un oso, lo paseaba por el pueblo y la gente, agradecida, le regalaba huevos, queso, chorizo. Ya entonces sabían que era un animal que hacía daño", explica.Los osos del valle de Arán acabaron por extinguirse. "Los últimos los mató mi padre sobre el año 52", afirma Bayo. Lo mismo que, en su opinión, debería hacerse con los osos que el programa Life ha reintroducido en la zona.

"Desde que pusieron estos animales se me han comido un total de 25 ovejas", explica Fernando Ates, ganadero del pueblo de Canejan. "Ahora tengo el rebaño en casa. No sé que voy a hacer, lo más probable es que lo venda", añade.

Giva, Melba y Piros son los tres osos que el programa Life reintrodujo en el valle entre 1996 y 1997. Melba murió de un tiro en septiembre del 97. Piros, Giva, y sus cuatro crías siguen en el valle. Los datos sobre la cantidad de ovejas que han matado estos animales varían. Según la Generalitat, el número no llega a 40. Según el Conselh Generau d'Aran, sólo en 1999 los osos mataron a 95. De estas ovejas, 18 han sido encontradas muertas y 77 han desaparecido. "Hay un porcentaje de pérdidas que no se detectan y que no indemniza la Generalitat", afirma Emilio Medan, alcalde de Les. "Las que han matado las hemos pagado en todos los casos", afirma Jordi Ruiz, jefe del servicio de fauna del Departamento de Medio Ambiente. "Hay muchas más muertes por perros y por rayos que por los osos. Como esas no se indemnizan, nadie se queja", agrega Ruiz. Para Marc Alonso, responsable del seguimiento de los osos, existe una especie de "psicosis". "Se le echa la culpa al oso cada vez que desaparece un animal", dice.

Las últimas indemnizaciones están sufriendo retrasos como consecuencia de un problema burocrático. "Hemos pasado del Departamento de Agricultura al de Medio Ambiente", explica Ruiz. El ganadero Fernando Ates tiene miedo de que no le indemnicen hasta dentro de un año. "No sabemos si las pagarán o no", afirma. El jefe de fauna asegura que el dinero llegará en uno o dos meses.

La ganadería representa el 2,2% de la actividad económica del valle de Arán, mientras que el sector terciario representa el 71%. El ganado había sido la fuente de ingresos de la gente del valle durante mucho tiempo. "Con el boom de Baqueira Beret, eso cambió", explica Marc Alonso. "Hay mucha gente que tiene ganado pero de forma secundaria, como complemento a su actividad como monitor de esquí o camarero. No viven de eso, se mantiene por tradición", añade.

Los ganaderos acuden dos o tres veces por semana a ver a sus ovejas. El ganado se queda sin vigilancia en el campo y es vulnerable al ataque del oso.

En el valle de Arán quedan hoy en día 4.000 ovejas, según datos del Departamento de Medio Ambiente. "Son poquísimas", afirma Ruiz. Hasta el año pasado, venían a pastar al valle alrededor de 6.000 ovejas procedentes de Huesca. Este año se han sometido a un control para permitirles el paso del que no han salido airosas, pues se les ha detectado una enfermedad llamada bucelosis. Las ovejas aranesas se han quedado solas en el valle. No resulta rentable tener un pastor que las cuide cada día.

"Lo más fácil para el payés será abandonar", dice el alcalde de Les. Gente como Fernando Ates que, tras el ataque a cuatro de sus ovejas la semana pasada, afirma que va vender su rebaño. O Juan Sacau, que el pasado día 13 descubrió muertas dos de sus 76 ovejas y tres desaparecidas.

El programa tiene un lado positivo importante. "Desde el punto de vista biológico, ha sido un éxito", afirma Rossend Benabarre, de la asociación conservacionista Gigant Mandronius. "Los osos se han reproducido, lo que es muy difícil, viven bien, están gorditos. Esto garantiza que la zona donde están es de máxima pureza medioambiental", explica "El oso es un termómetro biondicador. Esto indica que las montañas están en buenas condiciones". Las especies menos exigentes que el oso, como urogayos, corzos, ciervos, tienen asegurada la pureza medioambiental. "Al turismo también le interesa", añade Benabarre, que organiza excursiones a la "ruta de los osos".

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