Las golosinas son perjudiciales
- El verano se presta a tomar chucherías y golosinas. ¡Y no son nada buenas! Los niños entre 13 y 14 años son los mayores consumidores de estos productos que, cuando menos, provocan caries y desarreglos alimentarios. También contribuyen a que, quien las consume, pierda el apetito. Pero, lo peor, sin duda, son los hábitos malsanos que se adquieren. - ¿Qué hacer? Utilizar las golosinas para premiar una acción debería estar prohibido; tampoco está bien que se empleen como señuelo o como compensación; ni es pedagógico, ni sirve para que los niños mejoren su conducta. Luego están las que se utilizan como sustitutorias de alimentos (un grave problema en los niños de hoy); y las consideradas un complemento (en el postre o con leche). Las que más de uno se regala como premio cuando va al cine; y las terapéuticas (porque se tiene irritación de garganta); y las que van muy bien contra el aburrimiento...
- Detrás del consumo de golosinas siempre hay razones socioculturales y psicológicas. En Andalucía, más del 70% de la población reconoce tomarlas habitualmente. Esto, traducido a pesetas, significa 50.000 millones de pesetas al año. No cabe duda de que están muy bien consideradas entre los consumidores; quizá porque se presentan como remedio para todos los males; aunque, en realidad, sólo contribuyan a destruir la salud.
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