Inmigrantes y olivar andaluz
El Comité Andaluz de Agricultura Ecológica (CAAE), a través de su presidente, ha solicitado al consejero de Empleo y Desarrollo Tecnológico de la Junta de Andalucía que se articulen medidas para solucionar un gran problema que vive actualmente el campo andaluz, que no es otro que la falta de mano de obra, teniendo en cuenta la importancia de las producciones agrícolas para la economía de muchas zonas de Andalucía. Esta misma idea ha sido refrendada por distintas organizaciones agrarias como UPA o Asaja.Y es que muchos cultivos necesitan de una recogida en tiempo para evitar la disminución en la calidad de los mismos. Tal es el caso de la aceituna y sobre todo este año que se espera una cosecha récord (se superará el millón de toneladas en España), que se recoge en muchos casos tardía, lo que supone un detrimento en la calidad del aceite, que redunda en perjuicio del consumidor y en el mercado.
La necesidad de mano de obra es evidente, pero nos encontramos con la paradoja de que la oferta de trabajo en Andalucía es mayor que la demanda de empleo en este sector por parte de trabajadores nacionales, lo que hace crecer una necesidad, cada vez mayor por parte de los empresarios agrícolas de contratar extranjeros.
Extranjeros que, auspiciados por una Ley de Extranjería con más defectos que virtudes, no encuentran la panacea europea en nuestra tierra y chocan frontalmente con la desesperación, el abandono, la pobreza y, en muchos casos, el delito.
Miles de andaluces han acudido a Francia desde hace muchos años, contratados en origen, como temporeros de la vendimia y ello ha beneficiado tanto al empresario francés como al trabajador andaluz. La historia se repite pero con distintos protagonistas, ya que el empresario ahora es andaluz y el trabajador un extranjero. El modelo de la vendimia francesa puede ser exportado perfectamente a nuestra comunidad, con idéntico éxito.
Por ello, el CAAE planteó al consejero la necesidad de estudiar la posibilidad de contratar en origen a personas de otros países dispuestas a trabajar en las distintas campañas agrícolas.
Es una propuesta a las que las autoridades políticas no pueden volver la cara. Organizaciones agrarias y cooperativas tienen que buscar soluciones con la Administración, ahora que estamos a tiempo.
Por todo ello, las personas con responsabilidades en estos asuntos deben ponerse manos a la obra y ahondar en este problema que se nos avecina, ya que el campo no entiende de "cerrado por vacaciones de verano".- .
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