El poder fertilizante de la mano de Santa Teresa
La mano izquierda de la religiosa abulense descansa en un convento de Ronda
RELICARIO ANDALUZ
EE UU, 1986 (105 m.). Director: Peter Hyams. Intérpretes: Gregory Hines, Billy Cristal, Steven Bauer.
"La mano de Santa Teresa salvó a España". Lo asegura una voz femenina, muy dulce y decana tras el torno giratorio del convento de la Merced de las Carmelitas Descalzas de Ronda. A la madre Teresa Margarita no se le ve. Sólo se le oye. A ella le toca, entre sus 11 compañeras de este convento de clausura, atender al público que acude a comprar las magdalenas, tortas o rosquillas artesanas que ellas mismas elaboran o, sobre todo, a pedir la llave de la capilla donde, detrás de una vitrina muy bien protegida con una reja de hierro y rodeada de un altarcito artesano sumamente kitsch, descansa la reliquia de las reliquias: la mano izquierda de la mejor escritora mística española, Teresa de Cepeda y Ahumada (Ávila 1515-Alba de Tormes 1582). También la religiosa con más carácter y más andariega. Para los cristianos, Santa Teresa de Jesús.El relicario que guarda los restos de la mano de la autora de Las moradas o del Libro de la vida es un armazón metálico en forma de mano extendida. Cada dedo, además de la muñeca y el basamento, está enjoyado con piedras preciosas talladas. En la superficie metálica, varios cristales muestran la materia orgánica de la carmelita que murió el 4 de octubre de 1582.
Diez meses después del fallecimiento, según cuenta la historia de la orden, se exhumó su cuerpo y se descubrió con sorpresa que éste no mostraba ni un solo signo de corrupción. Las crónicas añaden que incluso exhalaba agradables aromas. Así que decidieron transformarlo en santa reliquia. Pero como había dos conventos carmelitianos que reclamaban para sí el preciado fiambre, el Provincial de la Orden, Fray Jerónimo de Alba, resolvió amputar la mano izquierda al cadáver y llevarla al convento de San José de Ávila, mientras que el resto del cuerpo se quedaba en Alba de Tormes, donde falleció Santa Teresa.
Pero la mano, viajera e inexcrutable como también lo fue su dueña, acabó en Portugal donde recorrió varios conventos hasta que en 1910 volvió, al fin, a su destino original. Sin embargo, allí tampoco duró mucho. En 1924 viajó a Ronda, al convento donde hoy permanece. No fue su última morada. En 1936, en plena Guerra Civil, el general Franco, avisado de las milagrosas hazañas de la mano -luces, voces, sanación, poderes fértiles- decidió convertirla en su arma más secreta.
No regresó a las monjitas rondeñas hasta que, un año después de la muerte del dictador, en 1976, la superiora del convento consiguió recuperarla. "Franco la cuidó muy bien y muy piadosamente", dice convencida la hermana Teresa Margarita.
Todas estas suculentas e interesantes historias pueden leerse en un voluminoso libro, escrito por el sacerdote Gonzalo Huesa López. Las propias monjitas lo venden a 2.000 pesetas cada ejemplar; también son ellas las encargadas de promocionarlo mediante un cartel diseñado por una de las hermanas. En este prodigio de márketing conventual puede leerse: "¿Quiere que le acompañe la mano de Santa Teresa de Jesús toda su vida? Lea su historia. Puede adquirirla en el torno. Dios se lo pague". Lo firma La mano de Santa Teresa.
La voz de la hermana Teresa Margarita habla sobre los reveladores poderes de la mano. Últimamente se ha especializado en fertilizar a mujeres con graves problemas de concepción. Habla incluso de una aspirante que, después de nueve años intentando quedarse embarazada, le rezó con fe a la milagrosa mano de Santa Teresa y le vinieron trillizos. Lo que no aclara es si hubo alguna ayuda de varón. Añade: "Y ponga usted eso en el periódico y que venga la gente, que nos hace mucha falta".
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