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LA OFENSIVA DE ETA

Interior aconseja al PSOE que aleje a sus cargos de Euskadi durante la espiral terrorista

"Me llamaron del partido hace tres días. Según dijeron, Interior sospecha que ETA seguirá atentado mientras pueda y que nosotros, los concejales socialistas, estamos en el centro de la diana, junto a los del PP. Me pidieron que hiciera un esfuerzo, cogiese a mi familia y pusiera tierra de por medio". Tres ediles socialistas de Guipúzcoa y uno de Álava reflejaron ayer de esta manera la recomendación, cursada telefónicamente la pasada semana, a parte de los 299 cargos electos del PSE, de que refuercen sus medidas de seguridad e incluyan, si es posible, su salida temporal de Euskadi. La iniciativa ya fue adoptada a finales de julio por la dirección del PP, que apremió a sus 290 cargos electos para que adelantaran las vacaciones.

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"Es difícil cambiar tu vida"

El PSOE no hace más que seguir ahora la directriz marcada a finales de julio por la dirección del PP en el País Vasco. Los populares, ante la virulencia de la ofensiva etarra, aconsejaron a sus cargos electos -290 entre ediles, junteros, parlamentarios autonómicos y diputados nacionales- que adelantasen sus vacaciones de verano fuera de Euskadi. Aquella situación se parecía bastante a la que vivieron los políticos del PP hace dos veranos, justamente antes de que ETA declarase su alto el fuego. El partido llegó incluso a reservar plazas hoteleras en estaciones de esquí y paradores nacionales para que las familias de sus concejales pudieran disfrutar de unos días de tranquilidad lejos de la presión diaria. Ahora no son sólo los populares los que sienten de cerca la amenaza de ETA.El intento de matar a José Asenjo, vicesecretario general del PSOE andaluz; el posterior asesinato de Juan María Jáuregui, último gobernador civil socialista de Guipúzcoa, y el hallazgo en un piso de Vitoria de numerosa documentación sobre objetivos socialistas dispararon todas las alarmas. Por si fuera poco, los máximos responsables del Ministerio del Interior trasladaron hace unos días a una delegación de políticos socialistas su convicción de que la situación es más que grave.

La banda terrorista no parece dispuesta a frenar su eficaz ofensiva de muerte, posible, sobre todo, porque utilizó los 14 meses de tregua para reestructurar su maquinaria: nuevos comandos, más armas y más dinamita, terroristas no fichados por la policía..., una nueva forma de actuar bajo una única premisa, la de golpear fuerte donde sea posible.

"Te piden que te vayas y que te cuides", dice un concejal socialista de San Sebastián, "pero es muy difícil cambiar tu vida de la noche a la mañana. Además, no eres tú solo; también hay gente que depende de ti. Si ya no es fácil vivir con escolta en tu propia ciudad, imagínese lo que es sentirse exiliado en tu tiempo de vacaciones".Otro edil, de un pequeño pueblo guipuzcoano, aclara que su responsable de organización en el PSOE no le llamó hace tres días para ordenarle que se fuera, pero sí para advertirle que la coyuntura es muy mala. "No es tan fácil", explica, "coger la maleta e irte. ¿Quién se queda aquí, entonces, para seguir haciendo política? Es lógico que en el partido estén preocupados, que se sientan responsables de lo que te pueda pasar, que se queden más tranquilos si te vas... Pero yo ya hace tiempo que decidí quedarme. Hace cuatro meses que voy a todos lados con un guardaespaldas detrás".

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No siempre es así. Más aún: algunos cargos socialistas no ocultan su malestar al comparar sus condiciones de seguridad con la de los políticos del PP. Sin ir más lejos, Daniel Arranz, ex gobernador civil de Vizcaya y amigo de Jáuregui, denunció públicamente el pasado día 3 que Interior le quitó la escolta sin darle explicaciones la misma víspera de que éste fuera asesinado a tiros en un bar de Tolosa. Un día después se la volvieron a poner.

Al contrario que el PP, el PSOE no dispone de una situación económica lo suficientemente boyante como para gastarse 2.000 millones de pesetas al año en escoltas privados. Por ello, desde hace unos días, se valora la posibilidad de que pueda recibir un crédito especial para invertir en su propia seguridad.

Pero, al margen de la seguridad que cada uno pueda comprarse, ¿qué criterios se siguen desde lo público para dar protección a unos sí y a otros no? La pregunta no es de fácil respuesta. Los responsables de Interior, tanto de Madrid como de Vitoria, parten de una premisa: no es posible dar escolta a todos los que sienten la amenaza de ETA. ¿Dónde poner el listón? ¿En los 589 cargos electos del PP y el PSOE en Euskadi? ¿En los 24.624 concejales populares en toda España? ¿En los 11.000 empresarios vascos?

El propio consejero vasco, Javier Balza, asegura: "Nos encontramos ante una ofensiva sin precedentes. No podemos poner a un policía detrás de cada político, de cada empresario, de cada juez y, en definitiva, de cada ciudadano. La ofensiva de ETA está demostrando que todos los frentes están abiertos y que toda la sociedad está amenazada".

La primera medida pasa, pues,por la autoprotección. El secretario de Estado de Interior, Pedro Morenés, entregó el pasado día 1 una serie de instrucciones de seguridad a los responsables del PSOE en Madrid para que la trasladaran a sus cargos públicos en toda España, con hincapié en el País Vasco.

Una de ellas consiste, por sentido común, en alejarse del fuego para no quemarse. Al menos, mientras las llamas estén en lo más alto. "Aquí se acaba de demostrar", dice un concejal de Álava, "que tu vecino puede ser tu delator. Él sabe a qué hora entras y cuándo sales, dónde aparcas, qué haces a cada momento. Son ciudades y pueblos donde todo el mundo se conoce".

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