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Reportaje:MUJERES

Los quirófanos, último bastión masculino

Los sindicatos médicos piden la exención de las guardias para las embarazadas

La medicina se ha convertido en una profesión mayoritariamente femenina en España. El 66% de los estudiantes de las facultades y más de la mitad de los profesionales de menos de 40 años son mujeres. Este cambio se ha producido en casi todas las ramas, menos en la cirugía, donde las aspirantes de hoy escuchan lo mismo que las de hace un cuarto de siglo. La patóloga Juliana Fariña, de 51 años, recuerda que hace 25 años, cuando escogió la especialidad, muchas de sus compañeras estaban convencidas de que la cirugía era una especialidad excesivamente dura y de que las guardias les exigirían demasiados sacrificios familiares: "En esa época era comprensible, pues las mujeres se casaban y se embarazaban cinco o seis años antes que ahora, entre los 25 y 30 años, precisamente cuando debían optar por una especialidad".

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Después de una larga vida profesional, Fariña, recién elegida presidenta del Colegio de Médicos de Madrid, está convencida de que todas las especialidades médicas exigen un gran esfuerzo, y se aventura a pensar que la ausencia de mujeres en la cirugía se debe a otras razones. En su opinión, aunque la medicina ha sido uno de los campos con mayores progresos de cara a la igualdad de los sexos, "las mujeres han ocupado los espacios que les han dejado libres".

Esos espacios han sido, según un estudio hecho por la Confederación Estatal de Sindicatos de Médicos (CESM), sobre todo los laboratorios. En bioquímica las mujeres son el 63 % del total de especialistas, en análisis clínicos, el 58%, y en hematología, el 52%.

Las cirujanas, por el contrario, escasean (ver gráfico). Al revisar los títulos expedidos por el Ministerio de Educación, la CESM ha encontrado dos mujeres con un título en cirugía torácica, tres en cardiovascular y seis en maxilofacial. En cirugía del aparato digestivo son 151, el 10% sobre un total de 1.452 especialistas. En cirugía pediátrica, la que más mujeres desempeñan, suponen el 28,4%. La CESM cree que los datos de su estudio, pese a estar basados en las cifras del Ministerio de Educación, pueden omitir a especialistas formados fuera de la sanidad pública.

La idea de que la cirugía no es una profesión para mujeres desaparece por la vía de los hechos, arrastrada por la creciente incorporación femenina a la carrera médica, asegura Fariña.

España no es el único país donde las profesionales del bisturí están en franca minoría. El año pasado, el Colegio Real de Cirujanos del Reino Unido promovió una campaña para invitar a las estudiantes a entrar en el último fortín sanitario de los hombres, pues sólo el 5% de los cirujanos británicos son mujeres. Dado que las alumnas, que son mayoría en las facultades, no eligen esa especialidad, de mantenerse su escasa presencia en los quirófanos, a la larga escasearían los cirujanos, cree el colegio.

La situación española cambia, pero lentamente. Blanca Tapia, de 22 años, pertenece a la última generación de licenciados. Acaba de empezar las prácticas de anestesista en el hospital de la Princesa de Madrid y estrena la bata verde y la mascarilla. "Cada vez más, las chicas escogemos la rama que nos apetece, pero también pensamos que será el trabajo que tendremos durante toda la vida. En la universidad circula todavía la idea de que las cirugías son duras y que si quieres ser madre tendrás poca calidad de vida". Tapia se refiere al temor a las largas jornadas de trabajo, a tener jefes que no están dispuestos a echarles una mano y a la hostilidad de los colegas. "Una actitud que tiende a desaparecer entre los galenos más jóvenes", puntualiza.Alicia H., de 30 años, médico de familia en Madrid, pertenece a una generación anterior. Nunca ha oído hablar del estudio del sindicato CESM, pero su opinión confirma las estadísticas. "Durante la entrevista para escoger la plaza, los jefes de los servicios de cirugía presentan a las aspirantes un cuadro tal de la carrera que en el fondo inducen a las mujeres a escoger los laboratorios".

Aunque la elección de la especialidad es libre, y la plaza depende de las calificaciones obtenidas, las jóvenes se llevan la impresión de que terminarán en un rincón del quirófano. "No te toman en serio, les haces gracia, te ven como la niñita que quiere ser cirujana", coinciden Alicia H. y Blanca Tapia.

Las pocas que ignoran esas advertencias y consiguen ocupar un lugar en la sala de operaciones trabajan en un ambiente muy rudo y "muy masculino", afirma Silvia Rodríguez, de 34 años. Esta cirujana del aparato digestivo, que ejerce en la sanidad pública, cree que los médicos se han acostumbrado a que las mujeres sean las instrumentistas y las enfermeras, pero no las cirujanas. "El ambiente es hosco, el trabajo muy intenso, y todos son un poco brutos. Supongo que se debe al estrés que provoca tener a un paciente con el estómago abierto. Pero claro, en lugar de escuchar música clásica prefieren contar chistes verdes".

Rodríguez asegura que en un ambiente tan competitivo no se puede pensar en tener hijos. "Nunca he encontrado el momento. Mientras hacía la especialidad era imposible plantearme dejar el quirófano durante casi un año, porque se pierde mucho juego. Y en la vida profesional pensé: ¿quién daría trabajo en un quirófano a una embarazada de siete meses?".

María Teresa Sáez, especialista en Medicina Interna en el hospital María Cristina, de 35 años y madre de un bebé, no cree que las guardias de cirugía sean mucho más duras que las suyas. "Podría entender que en traumatología, para la que hace falta fuerza física, no haya muchas mujeres, pero en las demás no encuentro ninguna explicación", dice.

Un cirujano prestigioso, que pide anonimato, cree que los jefes de los servicios hospitalarios tienden a pensar igual que "ciertos dueños de fábrica": "Creen que los cambios hormonales que cada mes tienen las mujeres pueden afectar a su productividad", asegura.

Pero los sindicatos sostienen que la escasez de cirujanas refleja uno de los problemas estructurales de la sanidad: la falta de planificación en el número de plazas para la formación especializada. Según Isabel López Sánchez, de CESM, en algunas ramas hay un exceso de profesionales, y en otras un déficit. En ambos casos las víctimas principales son las mujeres, que son mayoría entre los nuevos licenciados.

La CESM sostiene que, debido a la falta de planificación, en los próximos diez años disminuirá casi en un 50% el número de profesionales en neurocirugía, cirugía cardiovacular, cardiología y cirugía pediátrica, debido a la escasez de plazas. En bioquímica o medicina familiar (especialidades con más oferta de formación y alta presencia femenina) crecerá el paro.

"El problema no son sólo los colegas o el sistema", apunta Beatriz Doblado, de 34 años, cirujana del hospital de la Princesa de Madrid. Asegura que algunos jefes o compañeros no la consideran como una igual. "También los pacientes tienen prejuicios", añade.

"Si la cirujana llega acompañada de un celador, el paciente nunca acertará a adivinar los roles", asegura María Teresa Sáez. "Cuando un paciente entra en la consulta, me dice: 'Señorita, he venido a ver al doctor", concluye la cirujana Beatriz Doblado. Y es que el quirófano deja de ser cosa sólo de hombres. Aunque sea poco a poco.

Más facilidades

La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos pidió la semana pasada la exención temporal de las guardias para las médicos embarazadas y para aquellas que se encuentran en período de lactancia."El sistema sanitario español debe tener un enfoque diferente para la práctica de la profesión entre hombres y mujeres, pues las mujeres enfrentan mayores dificultades para su promoción profesional", asegura la confederación sindical. Destaca, sin embargo, que no existe ningún tipo de discriminación en materia laboral ni salarial, al menos en el ámbito público.

España, con 40,8 facultativos por cada 10.000 habitantes, tiene el número de médicos más elevado de los 25 países de la Organización para la Cooperación del Desarrollo Económico (OCDE). Según los sindicatos, el desempleo afecta al 19% de los médicos españoles, especialmente a los más jovenes, que son en su mayoría mujeres. La mayor parte de los facultativos tienen menos de 46 años y precisamente por debajo de esa edad predominan las doctoras.

Según la CESM, que ha pedido la firma de un pacto laboral para facilitar la presencia femenina en la sanidad, existe una gran desproporción entre el número de mujeres que ejercen la medicina y las que tienen puestos de responsabilidad en la sanidad española.

Los hombres copan la mayoría de las jefaturas de servicio. Por ejemplo, los médicos en el hospital La Paz, en Madrid, suman 868, de los que 302 son mujeres. Pero de las 55 jefaturas de servicio, sólo cuatro están en manos femeninas.

La confederación reclama, entre otras medidas, la instalación de guarderías en los hospitales públicos.

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