El Insalud confirma que el agua que recibían 500 familias de Alcalá contenía restos de gasóleo

Un informe del Área 3 del Insalud ha confirmado que el mal olor y sabor del agua que llegaba a un grupo de viviendas de la calle de Huertas, de Alcalá de Henares, donde viven 500 familias, se debió a que contenía restos de gásoleo, según informó ayer el alcalde, el socialista Manuel Peinado. También se ha confirmado que el combustible se filtró a la red de agua desde un tanque de un edificio del obispado, conocido como la casa diocesana, que se utiliza sobre todo los fines de semana.El regidor alcalaíno explicó a Telemadrid que "el informe del Insalud detalla que el agua tiene restos de hidrocarburos en pequeñas cantidades, pero que son suficientes para provocar un mal sabor y olor del agua".

La primera sospecha de los técnicos municipiales ya advertía que el depósito del centro religioso es un antiguo contenedor de agua reconvertido como tanque de combustible, por lo que podría tener conexiones con la red de distribución de agua.

El Instituto Nacional de Toxicología remitió el pasado martes al Ayuntamiento de Alcalá un documento donde recomienda que se encargue un estudio pormenorizado, ya que su "especialidad no es comprobar la potabilidad del agua". La concejalía de Ciudad Saludable ha encargado al Canal de Isabel II otro análisis para determinar la calidad de las aguas.

Ayer mismo comenzaron las obras para renovar toda la red de abastecimiento de agua potable de la manzana de eficios perjudicados. Los inmuebles afectados por el problema del agua son 25 y forman una manzana de bloques altos -habitados por 500 familias- en torno al paseo de la Estación y la calle de Huertas.

El Ayuntamiento pagará el agua embotellada que compran los vecinos desde el 15 de julio. Cada familia se había gastado hasta ayer unas 9.000 pesetas en agua mineral. Serán los presidentes de cada comunidad de vecinos los que recogerán las facturas de sus bloques y las remitirán al Consistorio. Además, el Ayuntamiento tampoco les cobrarará los recibos de julio y agosto. Los vecinos dicen que ya no notan el mal olor, pese a lo cual siguen consumiendo agua embotellada.