La modestia y la disciplina, claves de un gran artista
La longeva carrera de Alec Guinness le supuso una innumerable retahíla de reconocimientos profesionales. Pero también la admiración personal y el cariño de algunos de los más prestigiosos escritores británicos como Anthony Burgess o John le Carré, e incluso de sus rivales en la escena como sir John Gielgud. John le Carré le rindió homenaje en un emotivo artículo el 2 de abril de 1994, el día en que el actor cumplía 80 años. El escritor, que conoció a Guinness en el rodaje para televisión de El hombre de Smiley, comenzaba describiendo su carácter: "No es un compañero cómodo. ¿Por qué iba a serlo? El niño observador que hay dentro de este hombre de 80 años todavía no ha encontrado puertos seguros ni respuestas fáciles. Las privaciones y humillaciones de hace tres cuartos de siglo están sin resolver".
Le Carré reconocía en Guinness a un hombre tremendamente detallista, disciplinado, "de risa chispeante y buena camaradería", colaborador en los guiones y ávido por aprender. "Tras almorzar con sir Maurice Oldfield, un ex jefe del Servicio Secreto Británico -que no era Smiley, pero se le parecía-, Alec salió precipitadamente a la calle para ver cómo se alejaba. Las botas de ante anaranjado de Oldfield, el contoneo singularmente didáctico, los pesados gemelos, el paraguas plegado a medias, se añadieron a partir de ese momento al baúl de particularidades de Smiley".
Un joven de cara triste
Sir John Gielgud, para los ingleses el mejor intérprete shakesperiano de la segunda mitad del siglo XX, fue uno de los primeros en fijarse en el formidable talento de Guinness. "En 1934 formé parte de un jurado que premiaba la mejor interpretación de fin de curso del Fay Compton School. Tuve que irme antes de la entrega del galardón porque tenía una representación, así que no pude saludar al vencedor. Pero sí recuerdo cuánto me impresionó aquel chaval con una cara triste y unas inmensas orejas. Semanas después vino a verme al camerino y, muerto de vergüenza, no quiso aceptarme una pocas libras. Cuatro años después le contraté para mi temporada en el Queen's Theatre. Y hasta ahora. Alec no es un hombre fácil, pero estoy encantado de haber contribuido en algo a su carrera". Gielgud, diez años mayor que Alec Guinness, falleció el pasado 20 de mayo.Con motivo de la publicación en 1985 de las memorias de Guinness, tituladas Bendiciones en disfraz, Anthony Burgess escribió una crítica admirado por la humildad del actor: "Si se busca modestia, se debe acudir a los grandes artistas. Los artistas menores se entusiasman con su propio ego, que es un sustitutivo del talento, y los críticos, artistas frustrados, pueden convertirse en monstruos de la autoestima. Sir Alec Guinness es un gran artista y es propio de él que comience sus memorias así: 'Entra Ego a escena seguido por demonios. Mutis Ego".
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