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Nuevos datos implican a Dumas y Chirac en casos de corrupción

La gestión del Ayuntamiento de París persigue a Jacques Chirac de la misma manera que unas fragatas vendidas a Taiwan hunden cada día un poco más la figura de Roland Dumas, antiguo ministro de Exteriores de François Mitterrand y ex presidente del Consejo Constitucional. Ayer la prensa volvió a desempolvar los fantasmas que amargan el presente de los dos políticos. Le Monde reveló que Dumas había mentido al afirmar que "nunca había cambiado de parecer en el asunto de las fragatas".

Origen preciso

Le Canard Enchaîné puso en ridículo a Chirac al publicar documentos que prueban que el antiguo alcalde de París sabía que la sociedad que imprimía todos los papeles municipales entre 1986 y 1995 era una cáscara vacía, que trabajaba con otras cáscaras vacías, y que cada una de ellas se cobraba sustanciosas comisiones. Resultado: un pasquín impreso por la Sempap, la empresa en cuestión, costaba entre dos y tres veces más que impreso en cualquier otra imprenta.Dumas parece atrapado, pues su defensa se basaba en enfrentar su palabra contra la de su antigua amante, Christine Deviers-Joncour, una mujer que se autocalifica como "la puta de la República" en sus memorias y que ha cambiado de línea de defensa y de verdad en varias ocasiones. El antiguo ministro de Exteriores, que se oponía, por razones diplomáticas, a venderle seis fragatas por 16.000 millones de francos (unos 400.000 millones de pesetas) al Gobierno de Taiwan, le escribió a Mitterrand, en mayo de 1991, que "sugería dar luz verde a la operación bajo una triple condición". El consejo llegaba después de que Dumas hubiese viajado a Pekín acompañado de Deviers-Joncour, y la "luz verde" se encendió poco después.

Entre las tres condiciones figura la muy paradójica de que "toda la negociación sea estrictamente comercial, sin intervención del Estado", algo que parece risible cuando es un Consejo de Ministros el que aprueba la "despolitización" del negocio. Las otras dos explican las técnicas de la diplomacia gala: Por la venta de las fragatas, los taiwaneses estaban obligados, además, a comprar el tren de alta velocidad (TGV) y facilitar un contrato para depurar las aguas de varias ciudades de Taiwan.

La Justicia, que no ha querido incluir entre los documentos considerados como pruebas las actas de los Consejos de Ministros -eso obligaría a cambiar de jurisdicción-, tiene ahora un encadenamiento de hechos lógico que desemboca en la negativa de Tohmson -entonces empresa pública- a abonarle 160 millones de francos de comisión a Deviers-Joncour para que sea Elf -otra sociedad pública- la que los pague, no sin que antes el consejero militar de Mitterrand no le tire de las orejas al presidente de Thomson. De pronto los millones en efectivo que han circulado por las cuentas de Dumas parecen tener un origen muy preciso...Para Chirac el embrollo llega en un mal momento, justo después de que haya intentado desentenderse de lo ocurrido en el Ayuntamiento durante sus mandatos. "No podía estar detrás de cada uno de los 530 regidores ni seguir a cada uno de los 40.000 funcionarios", dijo el presidente el pasado 14 de julio. Lo malo es que los informes de la Inspección General del Ayuntamiento denunciando lo que ocurría con la Sempap tenían como único destinatario al propio alcalde, a Chirac, y que hay varios testimonios que recuerdan haberle hablado de la necesidad de acabar con la Sempap y su gestor, un tal Jacques Brats, que se enriqueció y enriqueció a sus familiares y amigos. Y para acabar de colmar el vaso, Brats y la Sempap no dejaron de colaborar con el Ayuntamiento hasta que tomó la vara Jean Tiberi, de pronto protagonista de un acto de gobierno contra la corrupción consentida por su antecesor.

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