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Debate sobre los transgénicos

La polémica social envuelve la situación de las plantas y semillas alteradas genéticamente

Moratoria

Las plantas transgénicas también han llegado al País Vasco y a Navarra. En la comunidad foral se cultivan en la actualidad plantas modificadas genéticamente, en concreto el denominado maíz BT, y tanto Navarra como el País Vasco poseen centros de investigación que producen trabajos científicos relacionados con esta tecnología. Navarra comenzó a desarrollar cultivos de maíz BT hace ahora tres años, pero a consecuencia de la reacción negativa de los consumidores y de que no se ha cumplido con el rendimiento prometido en un principio, su producción se ha visto reducida drásticamente, en palabras de Paul Nicholson, del sindicato agrario EHNE.En lo que respecta al País Vasco, Susana Hormilla, técnica del Departamento de Agricultura, y el propio Nicholson aseguran que no les consta que existan cultivos comerciales de plantas transgénicas, aunque "esto no sería de extrañar, debido a la presión que ejercen las multinacionales norteamericanas", advierte el segundo.

El Gobierno vasco afronta con cautela la cuestión de los transgénicos, ante la presión de las protestas sociales y la falta de estudios contrastados que corroboren la seguridad de estos productos para la salud, sobre todo a largo plazo.

En este sentido, las autoridades vascas están intentando aplicar una moratoria para impedir que se cultiven transgénicos sin control, aunque, como recuerda Hormilla, sería necesario asumir la competencia de la comercialización de productos, la cual pertenece en estos momentos a la Administración central. El Gobierno navarro, "no se posiciona ni a favor ni en contra; simplemente queremos que se cumplan las directivas en esta materia", en palabras de José Luis San Agustín, jefe de la sección de producción y sanidad vegetal del Ejecutivo foral.Otra cuestión es el de la investigación científica en biotecnología. El País Vasco cuenta con el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, Neiker. Este centro, dependiente del Gobierno autónomo, articula toda la investigación agraria de la comunidad. Durante los últimos cuatro años, científicos de Neiker vienen investigando en la obtención de patatas transgénicas resistentes a determinados tipos de virus y hongos. Según Ignacio Ruiz de Galarreta, investigador de este centro, "se dispone ya de clones avanzados, los cuales se han evaluado en invernadero, aunque todavía no en campo, y algunos de ellos ofrecen resultados prometedores".

Ruiz de Galarreta considera que las expectativas de algunos de estos productos, como la resistencia del maíz y la soja a determinados patógenos, se han cumplido, y en cuanto a la polémica social suscitada, opina que no se ha probado que los transgénicos conlleven riesgo alguno para la salud humana y considera a la falta de información la responsable de dicha polémica.

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En Navarra existe el Instituto de Agrobiotecnología (IARN), dependiente de la Universidad Pública de Navarra y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En este centro se investiga la importancia de una determinada proteína mediante la estimulación o anulación de la expresión del gen que la codifica, todo ello con el fin de comprobar sus efectos y funcionalidad. Según Javier Pozueta, investigador jefe del IARN, "nuestras investigaciones tienen lugar en condiciones restringidas de laboratorio, por lo que las plantas transgénicas crecen bajo estricto control en cámaras especiales, totalmente aisladas del exterior".

La importancia de los centros públicos de investigación es clave, en opinión de Carmen González Murua, catedrática de Fisiología Vegetal de la UPV. "No podemos desechar una tecnología como la del ADN, la cual ofrece muchas ventajas para el ser humano. Pero como toda tecnología, hay que saber utilizarla bien, y hay que ser rigurosos en los controles que se realizan", afirma González Murua. "Lo que tenemos que hacer es invertir en investigación pública, para que se evalúen los riesgos a largo plazo, algo que es más difícil de conseguir en las empresas privadas, cuyo objetivo final es el de conseguir beneficios", concluye.

El grano dela polémica

Las plantas transgénicas están generando un amplio debate social. Su cultivo y comercialización es totalmente legal, siendo multinacionales norteamericanas como Monsanto o Novartis las principales productoras de semillas y plantas de este tipo. Sin embargo, como advierte Paul Nicholson, de EHNE, "no hay un seguimiento público de quién, dónde y cómo se cultiva".Los agricultores no están convencidos de las virtudes de estos productos. El Reglamento Europeo les obliga a asumir los posibles daños a la salud humana, "y cuando ni las multinacionales ni los seguros quieren aceptar responsabilidades, no puedes creer que sean tan seguros", afirma Nicholson.

La Unión Europea aprobó recientemente una ley que exige el etiquetado explícito de estos productos. Sin embargo,debido a los acuerdos entre EEUU y la UE por los que los países europeos deben importar soja y maíz estadounidense para piensos, se abre la puerta al consumo indirecto de transgénicos. "Por ello, hemos solicitado una moratoria que impida el avance de esta biopiratería", dice Nicholson.

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