La policía marroquí devuelve a Melilla a cinco menores repatriados horas antes
El Gobierno español puso el pasado lunes a disposición de la policía marroquí a cinco menores de esa nacionalidad que vivían en dos centros de acogida de Melilla para que fueran devueltos a sus familias o a "las instituciones o servicios sociales competentes". Tres horas después, los agentes marroquíes devolvieron los niños a los españoles porque la Fiesta del Trono, festividad que celebra el año de reinado de Mohamed VI, impedía realizar las gestiones para la devolución a sus padres. Responsables de uno de los centros de acogida denunciaron que, a su vuelta, los menores presentaban "magulladuras y golpes".
Metidos en un calabozo
El delegado del Gobierno en Melilla, Arturo Esteban Albert, firmó el pasado 26 de julio la devolución de los cinco chicos marroquíes, de entre 13 y 17 años de edad. A las 9.15 horas del lunes 31, los jóvenes dejaban sus centros camino de Marruecos. La última ocasión en que ocurrió una reintegración familiar de este tipo fue en octubre, cuando tres jóvenes marroquíes fueron llevados a la frontera y puestos a disposición de la policía marroquí. Entonces no hubo secuela alguna; en este caso, el proceso no ha podido completarse. Según el delegado del Gobierno, sobre el mediodía del mismo lunes, la policía marroquí avisó a la española para que recogieran a los jóvenes, aparentemente porque las celebraciones del aniversario del acceso al trono de Mohamed VI hacían imposible completar las gestiones. Inmediatamente, un coche policial español recogió a los jóvenes en la frontera de Beni-Enzar, el mismo sitio donde los habían entregado apenas tres horas antes.
El informe que la policía marroquí entregó a la española indicaba que "el comisario que tiene que firmar los documentos está en Rabat, en la Fiesta del Trono, por lo que deben traerlos de nuevo el próximo 2 de agosto". Arturo Esteban, sin embargo, no estaba ayer seguro de repetir esa devolución.
El ajetreado viaje comenzó de modo inesperado para los jóvenes y para los responsables de los centros de acogida. El centro Avicena, dependiente de la ONG Vías (Voluntariado Islámico de Acción Social) recibió una llamada del Área de Menores de la Consejería de Bienestar Social a las nueve de la mañana. Según Agustín Rivas, gerente de ese centro, la llamada les informaba de que los agentes pasarían a recoger a tres de los jóvenes para una "exploración" (declaración) necesaria para completar "trámites relacionados con su documentación". Tras recoger a los chicos de ese centro, dos agentes, de paisano y en coche camuflado, pasaron por la otra residencia, el centro Lucas Lorenzo, relacionado con una ONG Centro Asistencial de Melilla, cuyo presidente es el alcalde-presidente de la ciudad, y se hicieron cargo de los otros dos muchachos. Ni el Área del Menor ni la consejera de Bienestar Social quisieron comentar el caso con este diario.
A partir de aquí, la versión disponible es la de los jóvenes. Según ellos, los policías les dijeron que antes de ir a la Delegación de Gobierno, donde iban a completar sus trámites, debían pasar por la frontera. Al llegar allí, los agentes españoles los entregaron a los marroquíes. Según los menores, la policía marroquí los metió en un calabozo en el que había dos delincuentes, a los que golpearon en su presencia; después les pegaron a ellos. El delegado del Gobierno niega que los niños volvieran con moratones: "La policía no percibió ninguna herida; claro que me dijeron que no les habían levantado la camisa. Además, ni en urgencias ni en la consulta ordinaria les encontraron nada", afirmó a EL PAÍS Arturo Esteban.
Los encargados del centro Avicena, sin embargo, se asustaron cuando vieron volver a los jóvenes. Tanto que los acompañaron al Área del Menor y al Centro de Salud General Podavieja de la ciudad, donde los examinaron. Agustín Rivas, gerente de Avicena, confirmó ayer que los tres chicos de su centro presentaban magulladuras y golpes: "Uno de los ellos tenía un hematoma causado por algún objeto similar a una porra, que le había dejado marcas longitudinales. Otro tenía un golpe en la cabeza". Este centro no ha presentado denuncia alguna pero sí ha informado a la Fiscalía y al Área de Menores de la Consejería de Bienestar Social.
Según José Palazón, presidente de la Asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein) de Melilla, que también ha comunicado los hechos a la fiscalía de menores melillense, los cinco jóvenes estaban en una lista confeccionada en enero de este año por la Consejería de Bienestar Social de Melilla, en la que constan los datos de familiares de 40 jóvenes de Marruecos, para ser "reintegrados" a su entorno. Esa lista la entregó el antiguo consejero de Bienestar Social, Abdelhamid Mohamed, al Gobierno central. La expulsión del lunes era la primera de esa lista.
El delegado del Gobierno enmarcó esta devolución "dentro de la política del Gobierno y de la ciudad autónoma, y del respeto a la Ley de Protección Jurídica del Menor" e insistió en que "se ha hecho con todas las garantías de legalidad y vigilada por el fiscal".
Sin embargo, María Dolores Gómez, la fiscal de menores que estaba de guardia, indicó a este diario que se había enterado del asunto veinticuatro horas después de que los jóvenes estuvieran de vuelta en Melilla. La fiscal, que ha iniciado una investigación a partir de la denuncia de Prodein, reconoce no obstante que "el fiscal no interviene en las repatriaciones". Gómez no quiso comentar los resultados de su investigación.
Aunque ninguno de los directores de los centros perciben ilegalidad en la actitud del Gobierno y todo son sombras sobre lo que pasaron los jóvenes en Marruecos, el gerente de Avicena asegura que expulsaron a los niños sin documentación ni pertenencia alguna. "Si mañana vienen a por ellos, desde luego que les pediría más explicaciones y no bastaría una llamada de teléfono", dice Rivas.
Contabilidad imposible
Nadie se ha parado en Melilla a hacer un recuento de cuántos menores de edad marroquíes hay ingresados en los centros de acogida de la ciudad. ONGs y Gobierno dan números dispares y la Consejería de Bienestar Social no se pronuncia. Las cifras oscilan entre 80 y 140 chavales. Lo cierto es que, tras un recuento ayer mismo en los cuatro centros de acogida de la ciudad más la casa cuna (que recoge a menores de hasta tres años), se podían contabilizar 81 chicos de origen marroquí acogidos. Este dato incluye los cinco bebés ingresados en la casa cuna, abandonados allí por padres sin medios económicos o entregados para su próxima adopción. Cuando los jóvenes llegan a España y son descubiertos por la policía, ésta los lleva a centros de acogida. Allí esperan hasta que son mayores, son devueltos a Marruecos o deciden marcharse. Durante su minoría de edad, la tutela está en manos de la Consejería de Bienestar Social y la guarda en poder de los centros de acogida, en manos de ONGs. La Fiscalía de Menores vigila que se respeten sus derechos.
Aunque no hay acuerdo en las cifras, sí lo hay en que cada vez son menos los jóvenes que pululan sin control administrativo por las calles. Porque, aunque censados, la principal ocupación de los chicos es callejear. Los centros de acogida son de puertas abiertas y los muchachos entran y salen cuando les parece. De hecho, muchos no vuelven. Algunos cálculos estiman en tres o cuatro las deserciones semanales; los chicos van al puerto y en cuanto pueden, se cuelan en un camión que va a la Península. Algunos han llegado incluso a Holanda.
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