Emoción, fiesta brava y torería
Los toros de José Escolar trajeron emoción a raudales ayer tarde en Las Ventas. Trapío y seriedad tuvieron todos los toros y comportamiento muy diverso. Los hubo que humillaron, o que pelearon con casta en el caballo, y también abundaron los que buscaron a los toreros, rebañaron al final del muletazo o lance y no dejaron de moverse. Allí nadie se aburrió, el toro y la fiesta brava eran algo muy auténtico. Y además había toreros que le plantaron cara con coraje y torería. Uno de ellos fue el torero colombiano, Dinastía, que fue cogido en el tercero, en el primer tercio, pasó a la enfermería y volvió a salir para matar con agallas a su segundo toro.La cogida ocurrió de manera súbita, un segundo que fue eterno, y muy certero. Se disponía a salir al ruedo cuando el tercer toro se le arrancó y lo alcanzó junto a la tronera del burladero del ocho. La montera quedó en el ruedo. Las asistencias se lo llevaron en volandas, y la sensación era de que llevaba cornada posiblemente en la cara.
Escolar / Dinastía, Pauloba, Encabo
Toros de José Escolar, muy bien presentados, con trapío, con casta y fiereza y duros de pezuña; 4º y 5º, peligrosos, de juego irregular.José Gómez, Dinastía que confirmaba la alternativa: pinchazo hondo recibiendo, pinchazo sin soltar, estocada caída (silencio); estocada (vuelta al ruedo). Luis de Pauloba: pinchazo soltando, estocada casi entera, dos descabellos (silencio); dos pinchazos, media baja, tres descabellos -aviso- estocada delantera, dos descabellos, se tumba el toro (silencio). Luis Miguel Encabo: estocada tendida y desprendida (ovación); media tendida, descabello (palmas). Dinastía fue asistido de una cornada de 10 centímetros que no le impidió continuar la lidia. Pronóstico leve. Plaza de las Ventas, 30 de julio. Menos de media entrada.
En su primer toro Dinastía estuvo digno y valeroso. Era el de confirmación de alternativa y lo recibió a porta gayola y con lances de capote desiguales. En la faena de muleta toreó por los dos pitones, en series de mano baja y hubo algunos muletazos que tuvieron enjundia. Había banderilleado a ese toro y conseguido algún par muy reunido, en todo lo alto.
Salió Dinastía de la enfermería para torear su segundo con el cuello vendado y una cornada de 10 centímetros de pronóstico leve. Había corrido turno y este toro hacía el sexto. Lució un gran trapío y fue aplaudido el cárdeno bragado de Escolar. Un toro duro de pezuña al que el torero colombiano toreó con agallas, expuso, asustó al público y fue él quien ganó en la brava pelea. Una faena de muleta que se basó en el pitón izquierdo, el derecho era imposible. Por ese pitón derecho le cogió el toro en el primer cite, se lo echó a los lomos y le buscó en el suelo. Se libró rodando sobre sí mismo. Le puso entonces la muleta por el pitón izquierdo, y a fuerza de valor, de cruzarse y tirar del burel, le dio muletazos poderosos a media altura, con la ayuda de la espada. Al final incluso le robó una serie por el pitón derecho que parecía increíble. Mató certeramente y se dio una vuelta al ruedo que le sabrá a gloria, mucho mérito tuvo su faena.
Luis Miguel Encabo estuvo muy torero toda la tarde. Lidiador y enterado, quería triunfar y no dejó de intervenir en quites, de estar atento en todo momento a las incidencias de la lidia cuando un toro de Escolar estaba en el ruedo. También se llevó un voltereta, de la que salió lleno de sangre el traje y sin herida, en un quite al segundo de la tarde. Se disponía a lancear por el pitón derecho y el toro no respondió al toque de capote. Resolvió el asunto con una media rodilla en el albero.
En su primero Encabo realizó una faena vibrante. Dos series de derechazos y una de naturales, en las que hubo excelentes muletazos, y en donde faltó ligazón final, en ese tercer muletazo fundamental, en parte por las condiciones del toro, que no admitía más por el mismo pitón. En su segundo, peligroso, probó la embestida, consintió, y en su momento se dobló por los dos pitones, andándole hacia las tablas, para concluir en una estocada y descabello de eficaz ejecución.
Luis de Pauloba tuvo un lote muy complicado, y el buen torero sevillano solucionó la papeleta como pudo y la suerte le dio a entender. Pero dejó muestras de su clase indudable.
Pauloba le enjaretó tres verónicas de saludo a su primero y una media verónica profunda en un quite al primero de Dinastía, y varios naturales de compás y cante grande en su primero, uno a uno. El recorte con el que abrochó la serie de verónicas de saludo resultó un prodigio de estética y buen gusto.
En su segundo Luis de Pauloba pasó fatigas, sufrió desarmes al torear de muleta y le costó terminar con el morlaco de catadura peligrosa, reservón y que tendía a hacer esgrima.
Ya lo saben ustedes, ayer tarde en Las Ventas hubo toros, hubo toreros y mucha emoción. Una página venteña de fiesta verdadera.
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