Cada uno en su sitio
Ayer se pactó teóricamente en el Kremlin un mecanismo de ayuda mutua entre Putin y el gran capital. Éste se dice dispuesto a no interferir en el poder y a devolver, en forma de impuestos, una parte del botín logrado en el asalto pirata al patrimonio del Estado, lo que debería tener un impacto positivo sobre la economía. El presidente, a cambio, les dejará hacer negocios como si Rusia fuese el país moderno que no es, y sin la espada de Damocles de embargos, confiscaciones, procesamientos y redistribución de la propiedad. Otro compromiso es acabar con el soborno, persiguiendo al que lo da y al que lo toma. Si se lograse, Rusia empezaría a entrar en el siglo XXI. Putin dejó claro que mantendrá contactos con los grandes empresarios, que tendrán además un mecanismo permanente de consultas con el Gobierno.
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