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Entrevista:MOHAMED GHANNUCHI. PRIMER MINISTRO DE TÚNEZ

"Estamos decididos a mejorar los derechos humanos"

El primer ministro de Túnez, Mohamed Ghannuchi, de 59 años, admite la necesidad de una mejora en el respeto de los derechos humanos y en la libertad de prensa, pero destaca la necesidad de cuidar también los derechos económicos y sociales de la población. Miembro del comité central de la Reagrupación Constitucional Democrática (RCD), el partido en el poder, este profesor de Ciencias Políticas y Económicas defiende el balance económico, con un crecimiento anual del 5,5% del producto interior bruto (PIB), en educación, sanidad y en las prestaciones sociales, al tiempo que anuncia la elaboración de un nuevo Código de la Prensa con participación de los profesionales. Pregunta. ¿Son buenas las relaciones con la Unión Europea?

Respuesta. Son serenas, con un diálogo permanente en todos los niveles y en todas las áreas. En los asuntos de fondo no hay divergencias. Existe una convergencia en la visión que debe existir en las dos riberas del Mediterráneo. Compartimos los mismos valores. Se dan algunas divergencias sobre el camino y el ritmo a seguir. Es normal.

P. ¿No es una espina, un obstáculo, en estas relaciones el respeto de los derechos humanos?

R. No, no es una espina; los derechos humanos están en el centro de nuestra preocupación. Compartimos la concepción de los derechos humanos con Europa: derechos políticos, libertad de expresión, libertad de circulación, derecho de culto o de la mujer, en el que estamos en cabeza; pero también queremos destacar los derechos económicos: el empleo, la educación, la salud y una vida decente. No pretendemos haber alcanzado el estándar europeo, pero aunque no le guste a ciertos medios hostiles manipulados por extremistas, se dan importantes avances en los últimos años.

P. ¿Por ejemplo?

R. Tanto en la ley como en los actos, hay cambios. Los tribunales de excepción han sido suprimidos, se han reforzado los derechos de la defensa, se han consolidado los derechos de la mujer, se ha elaborado un Código de la Niñez ejemplar... Reconocemos que quedan muchas cosas por hacer, y, créanme, estamos decididos a avanzar. Sentimos el aliento europeo para proseguir en la construcción de una sociedad abierta, moderna y orientada al progreso. Algunos intentan explotar el más mínimo problema, poner de relieve ciertos excesos. Bueno, pero ¿en qué país no se cometen excesos? Eso no refleja la imagen real de Túnez. En nuestra opinión pública no sólo existe unanimidad en los objetivos, sino también en el camino de un avance gradual que permita conservar la estabilidad.

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P. ¿Acaso temen que los islamistas rompan esa estabilidad?

R. Tememos a cualquier extremismo que emplee la violencia o cualquier otro medio para cuestionar las conquistas sociales. Lo tememos y permanecemos alerta para evitar que dañen al país.

P. El presidente Ben Alí recibió hace unas semanas al periodista Ben Fadhel, que había sido objeto de una agresión. ¿Representa esto un cambio en la situación de la libertad de prensa?

R. No hay una relación entre la audiencia a Fadhel y las reformas en prensa. Éstas fueron anunciadas hace un año. Reconocemos que la prensa no refleja la riqueza del debate existente en Túnez. Deseamos que la prensa juegue su papel en una sociedad que se integra en la economía mundial. Tenemos algunos problemas, cierto; algunos piensan que el Código de la Prensa no es suficientemente liberal, pero el Gobierno se ha comprometido a reformarlo; una comisión, con presencia de los profesionales, lo está discutiendo. Vamos a presentar un proyecto de ley en el Parlamento. También queremos mejorar el sistema de formación.

P. Pero existen algunas voces discordantes...

R. Mire la realidad: la tercera parte de la población capta la televisión vía satélite; la apertura mediática está ahí; Internet crece y hay cada vez más facilidades para los cibercafés. Pero algunos diarios extranjeros siguen reflejando sólo las opiniones de algunas minorías; están en su derecho, pero, créanme, existe una apertura en Túnez.

P. ¿Están satisfechos del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea?

R. Fue firmado en 1995 y entró en vigor en marzo de 1998. Periódicamente mantenemos reuniones de evaluación; la última fue en enero. Hablamos de todo, sin exclusión. El principal componente del acuerdo es la creación de una zona de libre cambio. Nos hemos comprometido, aun antes de lo previsto, a iniciar el desmantelamiento aduanero. Llevamos ya cinco años. Los derechos de aduana, que eran de 4,5% del PIB, han descendido al 2,5%, afectando a todos los productos. La cooperación financiera se concreta, aunque hubiésemos deseado que fuese mejor. Desde 1995 hemos movilizado 800 millones de euros [la mitad en donaciones y la otra en préstamos del BEI].

P. Túnez intenta revitalizar la Unión del Magreb. ¿Con éxito?

R. Hay una voluntad compartida por todos los países de la región en reactivar la construcción del Magreb e intentar recuperar el tiempo perdido. Todos entendemos que, con las mutaciones internacionales, estamos condenados a buscar esa integración. La Unión Europea nos estimula porque permitirá relaciones más equilibradas. Aunque hay granos de arena en el camino, la construcción magrebí es una opción estratégica.

P. ¿Sigue Túnez jugando un papel en Oriente Próximo?

R. Jugamos nuestro papel, discreto, en favor de la negociación.

P. ¿No teme el fracaso de Camp David?

R. Somos optimistas. No ha habido ruptura. Las dos partes se han comprometido a continuar negociando. Camp David suscitó esperanzas y las negociaciones no han concluido con éxito, pero lo importante es que no hay ruptura.

P. ¿Por dónde orientará Túnez su crecimiento?

R. El crecimiento económico sigue siendo fuerte: un 5,5% desde hace cinco años, cuatro veces el crecimiento demográfico, que es del 1,15%; existe, pues, un enorme margen para mejorar el poder adquisitivo. La situación financiera es sana: no hay problemas de deuda externa y no hay dificultades para movilizar capitales internacionales. Hace unos días, en el mercado yen, hemos obtenido 500 millones de euros en condiciones muy buenas. El paro es estable desde 1994, a pesar del aumento de mujeres en el mercado de trabajo. En enseñanza media y superior tenemos tantas mujeres como varones. En el campo, el 80% dispone de agua corriente, y el 85%, de electricidad. Y el 80% de tunecinos son propietarios de su casa. Nuestra primera preocupación, a corto plazo, es permitir a todo joven encontrar un empleo, activando el crecimiento y adaptando la formación al mercado. La segunda preocupación es obtener ventaja del acuerdo con la Unión Europea. Hemos asumido un riesgo al firmarlo porque nuestra economía va a ser sometida a la competencia, pero también hemos optado por la apertura de importantes perspectivas. ¿Cómo sacar ventaja? Poniendo al día la economía, la legislación, acelerando las privatizaciones y reforzando las infraestructuras: autopistas, telecomunicaciones, puertos, aeropuertos, zonas industriales; reforzando también la educación y la formación, que ya representan el 7% del PIB. El elemento humano es nuestra riqueza natural; no tenemos otra. Hemos ganado la batalla de la cantidad; ahora, a ganar la de la calidad.

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