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Putin cita a los grandes oligarcas en el Kremlin para limar diferencias

Desde una ventajosa posición, fortalecido por los elogios recibidos en Okinawa y el éxito de sus planes para reforzar el poder central, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha citado mañana en el Kremlin a 18 oligarcas. El objetivo es fijar las reglas de juego que, a partir de ahora, determinarán las relaciones del nuevo zar con los grandes magnates que forjaron sus fortunas durante la etapa de Borís Yeltsin.

La reunión se convoca a iniciativa de Borís Nemtsov, líder parlamentario de la Unión de Fuerzas de Derecha, quien organizó un encuentro similar con Borís Yeltsin en 1997, cuando él era viceprimer ministro. Según Nemtsov, el pacto a negociar es el siguiente: Putin aceptará no revisar las privatizaciones de la era de Yeltsin y prometerá luchar contra la burocracia corrupta, y los oligarcas aceptarán pagar sus impuestos y cumplir la ley. Muchos de esos oligarcas edificaron sus fortunas gracias a sus conexiones con el poder en la etapa anterior y en los últimos meses están sometidos a un cerco de los fiscales inspirado por el mismo Putin.Es difícil creer, sin embargo, que se llegue tan lejos. La agencia Interfax, citando fuentes del Kremlin, asegura que Putin no firmará documento alguno, y menos uno que suponga una amnistía encubierta.

Su actitud dependerá de hasta qué punto se siente seguro. Un exceso de confianza podría serle fatal. Por mucho que se venere el poder en Rusia y que cuente con el respaldo de los servicios secretos, le sería difícil librar una guerra con los líderes regionales y otra con los oligarcas que controlan los medios de comunicación. A los primeros, casi los ha desactivado. Con los segundos, está camino.

En las listas de invitados publicadas por la prensa, hay tres ausencias significativas: la de Vladímir Gusinski, presidente del grupo de comunicación Media-Most, enemigo personal de Putin y encarcelado tres días en junio acusado de estafa; la de Borís Berezovski, el oligarca por antonomasia, que ha denunciado como antidemocrático el plan de reforma del Estado, y la de Román Abramóvich, socio de Berezovski y aparente favorito de Putin.

En la relación hay oligarcas que están siendo objeto de las atenciones del fiscal o el tribunal de cuentas, como Vaguit Alepérov (petrolera Lukoil), Vladímir Potanin (grupo Interros), Mijaíl Friedman (grupo Alfa), Rem Viájirev (Gazprom) y Anatoli Chubáis (monopolio eléctrico). Por parte del Kremlin, estarán el primer ministro, Mijaíl Kasiánov, y el jefe de la Administración Presidencial, Alexandr Voloshin, además del propio Putin, aunque algunas fuentes lo ponían ayer en duda.

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