_
_
_
_

Las diferencias laborales entre las plantillas de AESA y Bazán condicionan el éxito de la fusión

Los trabajadores apoyan la unión de los astilleros, pero reclaman un plan industrial

Bazán y Astilleros Españoles (AESA), a partir de ahora, tendrán que compartir la misma denominación societaria, al mismo accionista (la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y el mismo futuro. Pero tendrán que conjugar también dos culturas labores muy diferentes, una circunstancia que todas las fuentes consultadas señalan como un factor estratégico para completar con éxito el proceso iniciado. Aunque los trabajadores de ambos grupos prefieren mantener públicamente su apoyo a la fusión, lo cierto es que en Bazán lamentan la ausencia de un plan industrial.

Más información
El portaaviones y la 'P47'

Un inspector de Trabajo recuerda la impresión que le causó una visita a la Bazán de San Fernando hace pocos años, cuando un mayordomo le sirvió el café en jarra de plata. Astilleros también gozó de oropeles: eran los tiempos de las mariscadas pantagruélicas y las botaduras de petroleros por todo lo alto. Hoy, el pasivo y las dificultades han desterrado cualquier lujo de las factorías, que esta semana han recibido luz verde para su fusión.Las factorías de AESA en Cádiz y Puerto Real acuden al encuentro con la Bazán de San Fernando con "la piel más dura" y "después de haberle visto muchas veces las orejas a muchos lobos", según las expresiones de un dirigente sindical del grupo público civil.

Las credenciales de la plantilla de Astilleros son: haber resistido en un mercado abierto y con una dura competencia desleal de los astilleros surcoreanos; fajarse con los plazos de entrega y el coste de la obra; subcontratar hasta el doble de trabajadores de plantilla, y acumular una deuda insostenible.

Bazán presenta otra tarjeta: trabaja sólo para el Ministerio de Defensa, un mercado cautivo que le aleja de la competitividad exterior; los plazos y el coste se modifican mirando antes las necesidades de la empresa que las del cliente; no hay penalizaciones ni apreturas.

Fuentes de CC OO aseguran que Ignacio Fernández Toxo, secretario federal del Metal de este sindicato y trabajador de la Bazán de El Ferrol, ha tenido que emplearse a fondo con sus compañeros para que no rechazaran abiertamente la fusión.

Esfuerzos

"Van a tener que hacer un gran esfuerzo para que el funcionamiento de las plantillas sea correcto", admite Joaquín Chulián, presidente del comité de Bazán. Opinión similar mantiene su colega de AESA-Cádiz, Jesús Gargallo: "Ahora hay que hacer un esfuerzo por parte de todos porque partimos de realidades laborales diferentes". Y lo ratifica Ramón Outererlo, que ha sido dirigente sindical de Bazán durante dos décadas: "Ése es un obstáculo importante, aunque nos va a unir tener que trabajar por un buen plan industrial".Los sistemas de construcción también difieren: en Bazán se trabaja por módulos, unos bloques que se montan cuando el barco está punto de ser entregado; en AESA se bota el barco cuando sólo está terminado el casco y la faena se concluye ya en el agua.

Durante la década de los noventa, los trabajadores del astillero civil asistieron, no sin resistencia, a la desaparición de los gremios tradicionales e históricos, asumieron la polivalencia y la disponibilidad, conceptos modernos que se aceptaban "a regañadientes", según un directivo de la firma. "Si vieran los viejos que hoy hacemos de todo", recuerda Gargallo, "se echarían las manos a la cabeza".

En la Bazán se han dado tímidos pasos, pero existen aún las denominadas familias profesionales, que amplían el abanico de tareas para cada trabajador pero sólo para cubrir la subactividad, lo que impide que en los astilleros militares se firmen expedientes de regulación de empleo, compañeros ya inseparables de sus colegas del sector civil.

En el primer caso, la desintegración gremial es lenta y marca sólo "la predisposición" del trabajador hacia nuevas faenas; en AESA fueron pulverizados y la norma es obligatoria.

Productividad

La masa salarial y la productividad es más elevada en Astilleros que en Bazán, aunque sus plantillas son similares (en torno a los 5.500 trabajadores cada grupo en todo el país y ambas tienen fijada las horas de trabajo en 1.700 anuales). En Bazán no se trabaja por las tardes, en AESA, las 24 horas. Para el astillero militar prácticamente no existe el apoyo de la industria auxiliar. En las plantas civiles, los trabajadores de contratas llegan a triplicar el número de empleados de plantilla durante los picos más elevados de la producción. Astilleros cerró sus oficinas técnicas y dependen de Madrid, mientras que la Bazán las conserva y les ha sacado excelente rendimiento.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_