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Comediants y Joaquín Cortés dan calor a la Expo de Hannover

El Príncipe preside el Día de España

Andrés Fernández Rubio

El Día de España en la Exposición Universal Hannover 2000 entonó ayer una jornada nublada y lluviosa. El baile de Joaquín Cortés en Soul, y el grupo Comediants con su espectáculo El pájaro de mil colores y sus artefactos teatrales, entre ellos un gran sol, levantaron el ánimo de la alicaída muestra alemana, que no está teniendo la acogida esperada y, si no remonta, se enfrentará a su cierre, el 31 de octubre, con un déficit mucho mayor de los 400 millones de marcos previstos (unos 34.000 millones de pesetas). El príncipe Felipe presidió ayer la celebración del Día de España.

Comediants consiguieron que el público alemán se metiera en su órbita lúdica y carnavalesca. Repartieron servilletas de papel de varios colores y sus canciones fueron seguidas por brazos levantados ondeándolas. El Príncipe también participó en el cálido montaje y luego, cuando saludaba a los actores detrás del escenario, pudo oír voces de españoles que coreaban su nombre junto a otras femeninas que le decían "guapísimo".En su recorrido a pie por el recinto, don Felipe despertaba la curiosidad de los visitantes, algunos de los cuales lo señalaban como "el príncipe español". A un lado de la avenida principal, el pabellón de los Países Bajos, del grupo de arquitectos de Rotterdam MVRDV, cuyo desenfado, ironía y talento arquitectónico se ve subrayado con un bosque en la zona central del edificio y un grupo de hélices en la azotea a modo de corona eólica. A lo lejos, el pabellón de Suiza, un alarde de sabiduría de Peter Zumthor; más allá, el de Turquía, célebre sobre todo por la micción que en uno de sus lados hizo al parecer Ernesto de Hannover. Y, por fin, el pabellón de España, cuya estructura fue explicada por el arquitecto Antonio Cruz, autor, junto a Antonio Ortiz, de este proyecto de paredes de corcho cuya singularidad y "diseño sobrio y muy cuidado" fueron valoradas en su discurso por el Príncipe.

En la visita por el interior, la comitiva vio en las pantallas las propuestas temáticas -Atapuerca, el Instituto Astrofísico de Canarias, la biodiversidad...- hasta llegar, en las últimas salas, a dos provocadores proyectos artísticos.

Javier Pérez presenta un vídeo en el que, desnudo y con una máscara de crines de caballo que le cubre la cara, se enfrenta en una ciega agitación a cuatro paredes blancas. Eulalia Valldosera sitúa en su instalación un carrito de la limpieza mientras proyecta en la pared un vídeo de una mujer que limpia el suelo y que, en un giro inesperado, muestra la parte posterior de su cuerpo cubierta de excrementos. Los dos jóvenes artistas se turnan con otros más reconocidos, como Zush o Luis Gordillo, en unos diálogos del arte en cuya elaboración ha participado José Guirao, ex director del Museo de Arte Reina Sofía.

Por la tarde, Joaquín Cortés ofreció en Soul su baile limpio y geométrico, de pasos más calculados que los de esta Expo que se enfrenta a la amenaza del fracaso de público y el consiguiente fiasco económico. Peter Ustinov y Wim Wenders protagonizarán una campaña publicitaria a partir del día 24 con el fin de que los exiguos cuatro millones de visitantes, desde la apertura el 1 de junio, vayan ascendiendo hasta alcanzar al menos los 20 millones el 31 de octubre. La Expo 92 de Sevilla recibió 41 millones, y los responsables de la de Hannover, lejos de emular esa cifra, se conforman con que la polémica no les arrastre y el buen tiempo acompañe en las próximas semanas a unos visitantes que no parecen todo lo interesados que se esperaba en una feria donde los montajes tecnológicos y la arquitectura son los reclamos principales.

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