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"Un modelo de conducta a seguir", según Rafael Moneo

Rafael Moneo trabajó con Oiza siendo estudiante entre los años 1959 y 1961. "Aprendí muchas cosas, sobre todo a ver la profesión de arquitecto como algo ligado a una dedicación intelectual", declaró, tras conocer la muerte de Sáenz de Oiza, al regresar de un viaje. "Era de una inteligencia excepcional, con una curiosidad intelectual amplísima y una exigencia en el trabajo asombrosa, por lo que seducía su manera de ver la arquitectura, y para una persona joven se convertía en un modelo de conducta a seguir".No duda al afirmar que la obra de Oiza es de las más importantes del siglo XX, al unir a sus edificios y proyectos una amplia labor de cerca de 40 años como profesor y director de la Escuela de Arquitectura de Madrid, al influir en la formación de varias generaciones de profesionales. Entre sus obras, Moneo destaca el santuario de Aránzazu, Torres Blancas y la torre del Banco Bilbao Vizcaya en el paseo de la Castellana de Madrid. Son "obras definitivas que, con una vocación extraordinaria y unos deseos de trabajar", han llegado hasta su último proyecto, el museo para el escultor Jorge Oteiza.

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Carácter fuerte

Moneo añade que Oiza tenía "un carácter fuerte, de gran inteligencia; un personaje muy singular, de una brillantez expositiva extraordinaria". En los aspectos formales de su obra dice que empezó, como otros de su generación, con una voluntad de hacer arquitectura moderna y "ha sido sensible a la evolución", desde las organicistas Torres Blancas, a la entrada de Madrid por la autopista de Barajas, hasta la torre del BBV, más seducido por la técnica, el edificio en altura más bonito de Madrid y puede que de España. Su manera de hacer arquitectura evoluciona con el gusto a lo largo del tiempo, desde los finales de los años cincuenta, con las viviendas de los poblados dirigidos, que se identifican con su arquitectura racionalista. "Su curiosidad intelectual y una inteligencia muy poderosa le convirtieron en un gran arquitecto, pero pudo ser igual de brillante en cualquier actividad".Alumno y profesor en proyectos, José Miguel de Prada Poole compartió las clases de Oiza. "Un hombre extraordinario, fuera de serie". Prada Poole señala que su personalidad le recuerda al arquitecto estadounidense Philip Johnson, al realizar una arquitectura original y creativa desde inspiraciones diferentes, como ocurre en Torres Blancas y en el edificio del BBV desde unos planteamientos iniciales que recuerdan a Frank Lloyd Wright, o en la Torre Triana de Sevilla, a partir del mausoleo de Adriano.

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