Chirac define el futuro de la UE como una "Europa unida de los Estados"
Para Francia, el futuro de la Unión Europea (UE) no es la creación de los "Estados Unidos de Europa, sino la Europa unida de los Estados", afirmó ayer el presidente de Francia, Jacques Chirac, en el discurso que dirigió a la nación con motivo de la fiesta nacional del 14 de julio. El presidente francés señaló que el camino de la construcción de la Unión Europea no es otro que el del reforzamiento progresivo de los lazos existentes entre los países comunitarios y la adopción de una Constitución europea.
Actor de la vida política
Chirac describió la actual situación como confusa y dijo que la futura Constitución europea debe definir tanto la naturaleza de las relaciones entre los Estados como la de los Estados respecto a las instituciones de la Unión. "Es preciso que se sepa quién hace qué, porque actualmente en ese terreno existe", dijo, "una confusión inaceptable". El jefe de Estado redundó en la misma idea indicando que es necesario "establecer cuáles son las atribuciones de las instancias de la Unión, los asuntos que son competencia de los Estados, de las naciones y cuáles son los que competen a las regiones que componen las diferentes naciones". Chirac advirtió de que es preciso modificar ciertas reglas del funcionamiento institucional para que la ampliación comunitaria no acarree la crisis del proyecto europeo. Añadió que Francia espera conseguir el acuerdo en la Conferencia Intergubernamental que tendrá lugar al término del mandato de la presidencia francesa, pero señaló que ese acuerdo plantea hoy por hoy "muchos problemas".
En el plano general de la mundialización, el presidente francés señaló que ese proceso "exige una regulación" y que esa regulación imprescindible debe venir de la mano de "un acuerdo internacional aceptado por todo el mundo". A su juicio, la mundialización, fenómeno que considera "inevitable" y generador de "una parte importante del crecimiento", entraña tres peligros que hay que conjurar: el desarrollo de los fenómenos de exclusión, el desarrollo de la criminalidad organizada internacionalmente y el desequilibrio del ecosistema.
Tras el discurso oficial, en la entrevista concedida a tres periodistas franceses, Jacques Chirac se erigió en guía de los franceses y en "actor de la vida política", al tiempo que criticaba ásperamente incluso, y sin concesión alguna, al Gobierno de la izquierda plural. Confrontado a la bonanza económica francesa y al descenso del paro, el jefe de Estado reprochó al actual Ejecutivo de Lionel Jospin su falta de audacia a la hora de acometer las reformas. En ese terreno, el presidente, que pareció asumir con naturalidad el papel de jefe de la oposición, llegó a afirmar que la "fractura social" se ha acentuado y que el poder de compra de los franceses se ha mantenido inamovible, pese al fuerte crecimiento económico del país. Sus palabras fueron acogidas con indignación y escándalo en el Gobierno y la izquierda francesa. Martine Aubry, la ministra de Empleo, le respondió inmediatamente con los datos del paro, de los acuerdos de las 35 horas semanales y los que muestran que el poder de compra de los franceses se ha incrementado un 1,5%.Chirac pasó como sobre ascuas sobre los escándalos de corrupción y falsificación masiva de votos que sacuden a la alcaldía de París, cargo que ocupó antes de acceder al Elíseo. Refugiado en su función presidencial, que le impide entrometerse en los asuntos municipales, el jefe de Estado dijo que él "no podía saber". Es posible que los jueces que aspiran a procesarle cuando termine su mandato presidencial encuentren esa respuesta pobre e insuficiente.
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