Entre Brasil y España
El viaje de los reyes de España a Brasil se ha producido en pleno proceso de modernización del país más poblado y extenso de América Latina, que acaba de salir de una grave crisis económica. Su recuperación pasa por el crecimiento de la inversión privada, nacional y extranjera. La presencia de los Reyes ha venido a reafirmar los crecientes lazos empresariales y culturales con un país de dimensión continental que es ya la octava economía del mundo.La transformación de Brasil, impulsada por el presidente Fernando Henrique Cardoso tras su reeleción en octubre de 1998, explica la enorme atención internacional que acapara ese país. Su economía en expasión, después de las enormes dificultades motivadas por la crisis financiera de 1997, en tránsito nada fácil desde el intervencionismo hacia un modelo capitalista moderno, requiere fuertes inversiones que en buena parte han de llegar del exterior. Brasil se ha convertido en los tres últimos años en el mayor socio comercial de España en América Latina, y en los dos últimos ejercicios la inversión española directa sobrepasa los 10.000 millones de dólares. En poco tiempo, España ha pasado a ser el segundo inversor en Brasil, después de EE UU: algunas de las multinacionales españolas son punteras en la inversión en sectores como el de telecomunicaciones, banca, electricidad, y las perspectivas son crecientes a través de la privatización de empresas públicas.
Pero en dos países pertenecientes a la comunidad latinoamericana las relaciones culturales adquieren un papel principal. Si los intercambios económicos son beneficiosos para dos socios como España y Brasil, no lo son menos los de carácter cultural. Recientemente, el presidente Cardoso fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación por su "empeño" en fomentar la enseñanza del español, además de "por su labor constante" en pro del fortalecimiento democrático en su país. No se escapa la importancia que representa para la expansión del castellano en el mundo que un país de 165 millones de habitantes como Brasil se decida a introducirlo como segunda lengua obligatoria en la enseñanza media. Dos países que durante mucho tiempo no se miraban han empezado a comprenderse en beneficio mutuo.
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