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El Gobierno francés cierra la clínica acusada de practicar la eutanasia

El fiscal investiga si 20 pacientes fallecieron con un cóctel de sedantes

Las autoridades sanitarias francesas ordenaron ayer el cierre provisional de la clínica La Martinière de Saclay, en el departamento de Essonne, como consecuencia de la investigación judicial por "homicidio voluntario" abierta contra ese centro. Antiguos empleados de la clínica han acusado a la dirección del centro de practicar la eutanasia activa y de permitir una serie de violencias que incluyen la violación y el robo. Según la acusación, al menos una veintena de pacientes habrían muerto a causa de la ingestión de un cóctel de fármacos sedantes.

Sin entrar a considerar el fondo del asunto, la Agencia Regional de Hospitalización optó ayer por la clausura provisional del establecimiento al considerar que la investigación judicial en curso "no permite asegurar el cuidado de los enfermos en las necesarias condiciones de serenidad". El pasado día 3, el fiscal de Evry, Laurent Davenas, abrió una información judicial por "homicidios voluntarios, violencia voluntarias, no asistencia a personas en peligro, robo y encubrimiento". Los 120 pacientes de esa clínica que depende de la Caja Nacional Militar de la Seguridad Social francesa, fueron alojados ayer en otros centros. "Si todo lo que se cuenta es verdad, lo ocurrido en esta clínica sobrepasa los límites de la razón", ha declarado el fiscal.

En su iniciativa, el acusador público ha tenido en cuenta igualmente el dato aportado por la inspección de Trabajo que da cuenta del extraordinario número de depresiones por causa laboral y de despidos en ese establecimiento.

Justamente, a la espera de que se establezcan las causas de esas muertes sospechosas, el problema es la consistencia de las acusaciones y la credibilidad de los denunciantes, a quienes se acusa, a su vez, de actuar movidos por el despecho profesional y el rencor. La denuncia y la posterior apertura de la información judicial han suscitado una agria polémica entre todas aquellas personas relacionadas con el centro. "El cóctel estaba institucionalizado y se suministraba a pacientes que no estaban en coma, ni en estado de agonía. Resultaba bastante chocante ver muerta a causa del cóctel a una persona que la víspera andaba y hablaba. Era un cóctel mortal", reiteran los denunciantes.

Frente a las gravísimas acusaciones vertidas por esos antiguos empleados, no faltan pacientes que salen en defensa de los médicos y de la dirección de la clínica. "El médico al que se acusa es un hombre maravilloso y el cóctel aquí es super", declaró ayer uno de los pacientes. La dirección de la clínica y con ella buena parte del personal asegura, igualmente, que todos son calumnias gratuitas.

En la polémica participa asimismo la Asociación de Usuarios de la Administración que a la espera de los resultados de la investigación judicial pone el acento en la necesidad de "combatir la ley del silencio".

Empleados de la clínica, pacientes y familiares de pacientes participaron ayer, algunos con lágrimas en los ojos, en un acto de apoyo a la dirección del centro y de rechazo a la orden de cierre. Tras interrumpir sus vacaciones en el extranjero, el director médico de la clínica, el doctor Yves Le Marchand, declaró sentirse indignado por "la ignominia" de los acusadores que, en su opinión, han optado por la calumnia como venganza a sus problemas pasados en el centro. "Estoy aterrado por la orden de cierre del centro, no entiendo cómo puede haberse adoptado una decisión semejante si no es por intereses políticos", indicó.

También el doctor Jean Miné, el presidente de la Asociación Jean-Lacheanaud, que gestiona la clínica, se mostró indignado por acusaciones, a su juicio, "inadmisibles" y carentes de sentido. En paralelo con esa reacción, familiares de algunos de los pacientes fallecidos se han dirigido a la Fiscalía para interesarse por la denuncia.

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