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FERIA DE SAN FERMÍN

'Tormenta' barre Estafeta

"¡Ha cogido a Raúl!". El grito suena a explosión entre los corredores que se reúnen alrededor de Casa Juanito. El encierro acaba de terminar. En el callejón de Javier, un tramo de escaleras que une Estafeta con la plaza del Castillo, Raúl, un pamplonés de 29 años, se lamenta de su suerte. De su suerte y de una cornada en el muslo izquierdo con dos trayectorias: una de 25 centímetros y otra de 10. A su lado, Gorka le da ánimos. La policía acordona la zona a la espera de que llegue la ambulancia. Víctor y David intentan llegar hasta el herido. "Le duele, pero ya está tranquilo", dice Gorka en dirección al pelotón de curiosos.Raúl M. R., un corredor experimentado, fue la tercera víctima de pronóstico grave de un encierro peligroso como pocos. Sin las aglomeraciones de los días anteriores, los toros de Torrestrella dispusieron de toda la calle para cumplir con su siniestra fama. El estadounidense Matthew Peter Tassio, el último muerto en San Fermín, en 1995, cayó bajo las astas de esta divisa. Entre toda la manada, destacaron las malas artes de Tormenta, un toro negro bragado de 517 kilos. Poco antes del incidente de Raúl, bajo sus defensas caía de forma espectacular Antonio Francisco Lahaba Vázquez, de 32 años. También pamplonés e igual que su compañero miembro de la peña Alegría de Iruña (los mismos que el día anterior se presentaron en la plaza vestidos de romanos).

Antonio Francisco, ataviado de blusón verde, resbalaba en la cara de Tormenta en mitad de Estafeta. El toro andaba rezagado, probón con cada movimiento. Tormenta descargó su primera andanada de truenos contra un cuerpo que quedó completamente a su merced. Cuando el joven permanecía en el suelo y el peligro parecía conjurado, otra vez. Dos cornadas como dos rayos entraron en el pecho y muslo izquierdo de Antonio.

"Llevaba los ojos completamente en blanco", comenta Fermín, corredor y espectador de excepción. "Es increíble lo poco que pesa un cuerpo sobre las astas de un toro", añade otro corredor. La primera herida abre en Antonio una ría de 20 centímetros de extensión justo en el centro del pecho. La segunda se adentra otro tanto por la pierna. Ni tórax ni arteria ni órganos vitales resultan, sin embargo, afectados.

La última cornada del día tampoco ahorró dramatismos. Donde las calles Mercaderes y Estafeta se unen para romperse en una curva de vértigo, Juan Antonio Usar Ganuza (de 28 años y también natural de Pamplona) recibía en la cara el golpe del temporal. El asta le perforaba la mejilla derecha para salir un poco más arriba en dirección y cerca del ojo.

Los tres quedaron ayer ingresados en el hospital. Los compañeros, por su parte, quedaron empapados en adrenalina. En el centro sanitario también se recuperan el pamplonés Juan José Pérez Capapay, que se mantiene estable dentro del pronóstico muy grave, y el estadounidense Montgomery Doiel, primer corneado de las fiestas el pasado día 8.

Sobre Estafeta quedaba el recuerdo de un encierro que empezó con un joven prendido de las astas durante cerca de 20 metros. Sólo se rompió la ropa. Un encierro que continúo con la manada disgregada y rompiendo la carrera a derrotes. Se pudieron ver, pese a todo, carreras de mérito. Y, por fin, terminaba un encierro marcado por Tormenta. Poco después llovía en Pamplona.

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