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VERANO DE FESTIVALES

Brillante cierre del Estío Musical de Burgos

Los dos últimos conciertos del nuevo Estío Musical de Burgos han mantenido la tónica de interés y el nivel de calidad de los anteriores desde un fuerte contraste ideológico e histórico: el del piano moderno -Ravel, Tomás Marco- con los pentagramas antiguos y siempre vivos de Antonio de Cabezón y Juan Sebastián Bach.El pianista cubano Leonel Morales, tan repetidamente galardonado, recorrió en su actuación casi quinientos años de creación para tecla con las hermosísimas y trascendentes Diferencias sobre el canto del Caballero, de Antonio de Cabezón, o la Sonata atlántica, de Tomás Marco, escrita en 1999 para Morales, que la estrenó el sábado. Entre una y otra obra, la profunda, apasionada y enigmática Fantasía en do menor de Robert Schumann, de 1836, tiempo de hervor romántico; Scarbó, de la suite Gaspard de la nuite, del mágico prodigioso, como decía Falla, Maurice Ravel, que data de 1908, y la Rapsodia española, de Franz Liszt, invención virtuosista sobre los temas de La folía y la Jota aragonesa (1845).

Leonel Morales brilló por su técnica versátil y poderosa y por la sensibilidad de su expresión y la elegancia de su estilo. Desentrañó bien la Sonata atlántica, de Marco, sexta obra española de estreno dentro del Estío burgalés. Se trata de una invención importante por sí misma y por lo que supone en la evolución constante, imaginativa y renovadora del compositor madrileño. Si el movimiento central (Mar de los ecos) apura todo un mundo de sutilezas sonoras que dice mucho y muy bello e insinúa todavía más, el primer tiempo (Va y ven) ensaya una nueva solución en la juntura de la inspiración española y la de la perla de las Antillas, mientras el final (Oleaje) juega brillantemente con sonidos y silencios. En resumen, una entrega de especial significación que valió al intérprete escrutador y analítico que es Morales y al autor largos aplausos.

La dedicación a las conmemoraciones de Carlos V, a través de la música de su organista, Antonio de Cabezón, y al 250º aniversario de la muerte de Juan Sebastián, juntó a dos agrupaciones especializadas y de largo prestigio en el concierto de clausura la noche del domingo: Zarabanda, en rica formación instrumental, que fundó y dirige Álvaro Marías, y vocal, Amaryllis Consort, del gran contratenor Charles Brett. Tientos, Diferencias y páginas religiosas del genio de Castrojeriz midieron su belleza con tres cantatas religiosas del Cantor de Santo Tomás, a lo que, tras cálidas y entusiastas ovaciones, se añadió la feliz Cantata del café, muestra del "autor cómico" Bach, sobre el que disertara André Pirro, el año 1914, en la Residencia de Estudiantes.

El Estío Musical se cerró, bajo la dirección artística de Frühbeck, con inteligente andadura que nos permite augurarle un espléndido futuro.

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