_
_
_
_

Proceso de integración: el modelo catalán

Miquel Noguer

Política educativa y estabilidad laboral, claves del éxito de la convivencia en Cataluña

Cataluña es la comunidad con más inmigrantes. En el distrito de Ciutat Vella en Barcelona o poblaciones como Banyoles, Salt o Vic, el porcentaje de extranjeros llega ya casi al 10% de la población. Y sin embargo, los incidentes han sido, hasta ahora, mínimos. Salvo el episodio xenófobo de Ca n'Anglada, que hace un año llevó el fuego del racismo a algunos comercios regentados por inmigrantes de Terrassa (Barcelona), no se han producido incidentes de consideración. ¿Es que los catalanes son menos racistas? No. "En Cataluña notamos cómo los ayuntamientos y las asociaciones locales están trabajando los problemas de base y ayudando a los inmigrantes en el día a día", asegura la portavoz de SOS Racismo en Cataluña, Núria Vives. Según esta portavoz, la clave del éxito está en haber conseguido implicar en la lucha contra el racismo tanto a los inmigrantes como a buen número de autóctonos, en asociaciones multirraciales.

Entre las soluciones políticas que se están adoptando en varios ayuntamientos se encuentra la de evitar que los niños de origen extracomunitario se concentren en una misma escuela, lo que permite que en muchas ciudades haya aulas auténticamente multiculturales y no sólo con niños de origen senegalés o marroquí como estaba pasando hace unos años.Esta redistribución de los menores también ha afectado a las escuelas privadas concertadas de algunas ciudades como Vic (Barcelona), lo que provocó no pocos conflictos al equipo de gobierno por parte de padres que no entendían por qué sus hijos tenían que compartir aula con niños cuyos padres no pagaban la cuota mensual del colegio. La iniciativa se ha trasladado a otras ciudades como Banyoles.

También en el ámbito educativo, las políticas de varios municipios han conseguido solucionar algunos de los problemas creados por la Ley de Extranjería de 1995. Este texto no contemplaba que los escolares extracomunitarios pudieran recibir becas, lo que varios ayuntamientos han solucionado con fondos procedentes de otras partidas. Algunos sectores, no obstante, advierten de los riesgos que puede traer este tipo de distribución de ayudas. "Habría que evitar cualquier tipo de programa de discriminación positiva", asegura el responsable del Grupo de Investigación y Actuación con las Minorías Culturales, Joan Colomer. Esta entidad, que trabaja básicamente en la provincia de Girona, considera muy peligroso dar ayudas específicas a los inmigrantes, puesto que consideran que "todos los desfavorecidos tienen que tener acceso a las ayudas".

Tanto el episodio violento de Ca n'Anglada como otros pequeños incidentes detectados en otros puntos de Cataluña han empezado después de meses de rumores acerca de los supuestos privilegios de los inmigrantes.Los ayuntamientos siempre han negado que den más ayudas a los inmigrantes que al resto de la población, aunque admiten que la mayor parte de los necesitados son extranjeros.

La vivienda es otro de los aspectos que preocupa a todos los agentes relacionados con la inmigración. SOS Racismo considera que las condiciones de acceso a la vivienda marcan enormemente el comportamiento de los inmigrantes. En Cataluña, a diferencia de lo que ocurre en zonas de Almería, Huelva y Murcia, los inmigrantes viven en los cascos urbanos, casi nunca fuera de la población.

A pesar de que se están formando algunos reductos de marginalidad, la mayor parte de ayuntamientos velan para facilitar el acceso a la vivienda, ya que son conscientes que éste es el mayor problema con que se encuentran hoy los inmigrantes y los más desfavorecidos en general. Seeba, un joven ghanés residente en Vic y licenciado en Dirección de Empresas, asegura haberse tenido que enfrentar con más de un portazo en las narices antes de encontrar una vivienda. "Cuando llamas por teléfono a los propietarios y ven qué hablas inglés no te ponen ningun problema. Pero sí cuando ven que eres negro". Paga cerca de 20.000 pesetas (la cuarta parte del sueldo) por una habitación de 15 metros cuadrados que comparte con su compañera. Seeba, que trabaja en una empresa cárnica, considera que la estabilidad de su trabajo es la principal ventaja de vivir en Cataluña. "Cuando vivía en Murcia, nunca sabía si al día siguiente habría tomates para recolectar".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_