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España consolida su papel como principal inversor europeo en México

Juan Jesús Aznárez

La penetración española en México, con la banca como mascarón de proa, ha ido en aumento desde el comienzo de la apertura económica y las privatizaciones, y no pareció existir temor a la incertidumbre electoral puesto que, en las vísperas, se concretaron la fusión entre el BBVA y Bancomer y la compra de Serfín por el BSCH. La inversión directa en México, en los tres últimos años, superará los 5.000 millones de dólares (850.000 millones de pesetas), y fuentes diplomáticas españolas confían en que España acabe imponiéndose como primer inversor a caballo de las posibilidades abiertas por el Tratado de Libre Comercio suscrito entre México y la Unión Europea. No sólo la banca española es vigorosa en este país; también AENA, Abengoa, Dragados y Construcciones, Unión Fenosa, Iberdrola, Sindenor, o Gas Natural, con la colaboraciòn de Expansión Exterior, ganan obras públicas, se asocian con mexicanos, y compiten contra rivales estadounidense, franceses o japoneses en los espacios abiertos por la privatización.La privatización del sector eléctrico, sin embargo, es todavía muy limitada, y la petrolera, impensable de momento porque constituye un símbolo de la soberanía nacional, y la apertura fue polémica en campaña. Fox, no obstante, apuntó que permitiría algún tipo de entrada de capital privado. A la espera de que ocurra, el Grupo Oasis prospera con inversiones de 300 millones de dólares en turismo, y el Barceló invirtió 60 millones de dólares en la remoción de hoteles mexicanos. Las cadenas Iberoestar, Riu, Soltour y Meliá también compran o se asocian. Elecnor se impuso en una licitación para la construcción de 14 subestaciones eléctricas en Baja California, Sinaloa y Sonora, con una inversión de 44 millones de dólares.

España figura en el puesto número diez en la clasificación de países de los que importa México, encabezado por EE UU con 82.002 millones de dólares, seguido por Japón a mucha distancia: 4.334 millones de dólares, Alemania, Canadá, Corea del Sur, China, Italia, Taiwan, Francia y España, con 978 millones de dólares. No fue sencillo desbrozar el terreno para acoger en condiciones a la inversión extranjera.

El presidente Zedillo se topó al comienzo de su mandato con una aplastante carga de deuda anexada en dólares, y debió conducir una política diferente en la amortización de los pasivos de la deuda pública. Reestructuró 24.000 millones de dólares que vencían en fechas electorales porque el grueso de vencimientos del rescate bancario articulado en 1995 a través de Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) comienza en el año 2004, sus montos son ya conocidos, y las reservas, cómodas: 32.000 millones de dólares. Los bancos de aluvión arruinados por la crisis de hace seis años pasaron a mejor vida, o han recuperado parte de la fortaleza perdida, y forjan alianzas con bancos extranjeros. "Tenemos confianza en México", dijeron los presidentes del BBVA y del BSCH, cuyas filiales lideran la clasificación de bancos nacionales en alianza con mexicanos.

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