Carrasco puso el ángel; La Yerbabuena, el duende
Lo legítimo
Flamenco pa' tós
Cante: Diego Carrasco, con Carles Benavent (bajo), Jorge Pardo (saxo y flauta), Tino di Geraldo (percusión), Diego el Morao (guitarra). Baile: Eva la Yerbabuena, con Arcángel, Enrique Soto y Segundo Falcón (cante), Paco Jarana y Salvador Gutiérrez (toque) y Antonio Coronel (percusión). Colegio de Médicos, Madrid, 4 de julio.
Un "¡olé!" cerrado acogió el remate final del baile por soleá de Eva la Yerbabuena, un ¡olé! cerrado y clamoroso de los que hace mucho tiempo no oía yo; no es infrecuente sin embargo, cuando actúa esta bailaora de cuerpo pequeño cuya estatura artística crece hasta desbordar el escenario. Su baile solearero es, por añadidura, de una belleza inigualable, paradigmático, canónico.Un baile que nunca es copia del mismo anterior, pues Eva la Yerbabuena es de las pocas bailaoras que hoy todavía se dejan llevar por la inspiración del momento, y dando fe de que es persona con un sentimiento además de un arte y no un juguete al que dan cuerda y sale disparado a ejecutar mecánicamente idéntico recorrido.
En esta ocasión, Eva puso un mayor énfasis, me pareció a mí, en el juego de pies, pero igualmente sus manos, sus brazos, su cabeza, su cintura, todo su cuerpo se entregó a una pasmosa iconografía rebosante de personaliddad.
Como las grandes bailaoras del pasado, Eva la Yerbabuena baila al cante, y no a la inversa. Es lo legítimo, lo que debería hacerse siempre y ya casi no vemos.Para ello cuenta con tres cantaores de excepción en la tarea de cantar para el baile, que es mucho más difícil de lo que se cree y exige un especial sentido.
Uno de estos cantaores, Arcángel, que tiene sin duda por delante una gran carrera, hizo unos cantes en solitario, entre ellos su hermosísima composición de trilleras y siguiriyas a palo seco.
Si Eva la Yerbabuena fue embajadora del duende, Diego Carrasco nos acercó una vez más al ángel. Es decir, a él mismo, porque nadie como él mueve la música y el cante flamencos, les da la vuelta hasta transformarlos en una gozosa fiesta llena de sana alegría, de comunicación y de fraternidad. Secundado por músicos excepcionales y perfectamente identificados con su arte, Diego Carrasco es un genial portador de buenas vibraciones.
Babelia
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