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Duran acusa al PSC de tener una visión "anticuada" de la política exterior

Francesc Valls

Proviciana y anticuada. Esos dos términos definen, según el consejero de Gobernación y Relaciones Institucionales, Josep Antoni Duran Lleida, la visión que los socialistas catalanes tienen de lo que debe ser la política exterior de la Generalitat. El PSC, que el pasado martes acusó a Jordi Pujol y al propio Duran de "viajar mucho y gobernar poco", concentró de esta manera las críticas del consejero y líder de Unió en una de sus escasas referencias a la política catalana durante el viaje oficial que realiza a Costa Rica, que termina hoy.

Duran ha evitado entrar en polémicas que afecten a la coalición y ha preferido, en comunión con Pujol, convertir a los socialistas en chivo expiatorio. El consejero enumeró los desplazamientos al extranjero que tiene previstos y sentenció: "Viajar es también gobernar, así que animo a Maragall a que lidere un cambio en su propio partido, ya que es el PSC y no el país quien lo necesita". Las cautelosas declaraciones del dirigente de Unió coinciden con el delicado momento político por el que atraviesa la coalición. Nadie quiere ser autor de declaraciones estridentes. Mientras, la actuación de Jordi Pujol sobre alianzas, pactos y su sucesión sigue caminos que algunos dirigentes no dudan en calificar de desconcertante. Con todo esto a la vista, Duran quiere esperar a que en las próximas semanas se clarifique el horizonte de la coalición. Por eso, la prudencia recomienda esperar y mantener la comunión con un Pujol que ha reducido a mínimos, en sus últimas declaraciones públicas, los decibelios del discurso nacionalista de Convergència. El pasado domingo, el líder de CiU puso sordina al soberanismo. En coincidencia con Unió, Pujol echó un jarro de agua fría sobre el colectivo Sinapsi al rechazar prácticamente las posibilidades de pacto con Esquerra Republicana en favor de la mayoría que en la Cámara catalana le brinda el PP.

Sinapsi, que agrupa a jóvenes nacionalistas, redactó un artículo manifiesto, arropado en esta ocasión con las firmas de los consejeros Felip Puig y Carme Laura Gil, en el que insistía en mantener un proyecto nacionalista sólido frente al coyunturalismo táctico que vive la coalición, que se esfuerza en demostrar que no es víctima de la aritmética parlamentaria que le liga al PP.

Las palabras de Pujol suponen un giro copernicano, no en la praxis pero sí en el discurso convergente, que se ha dedicado, desde las pasadas elecciones autonómicas, a alimentar la ambigüedad, la política que el presidente de la Generalitat denomina "wait and see". En la práctica política de CiU esos términos se traducen en decir que se va a pactar con Esquerra y acabar negociándolo todo con el PP.

Por eso, mientras el horizonte se aclara, Duran muestra su perfil de gestión. Eso fue básicamente lo que hizo ayer al dar cuenta de su viaje de tres días a Costa Rica. El consejero presentó un balance dividido en tres grandes apartados: solidaridad, relaciones internacionales y economía. A este último punto fue al que se ha dedicado la última parte de la visita a Costa Rica, cuya balanza comercial con España y Cataluña es favorable al país centroamericano. Costa Rica exporta a Cataluña por valor de 6.800 millones de pesetas, mientras que importa unos 3.000 millones

Duran expuso a los altos dirigentes del país la necesidad de liberalizar algunos sectores, un hecho que provocó una masiva respuesta popular, hace unos meses, que acabó con la retirada del proyecto del Gobierno democristiano que preside Miguel Ángel Rodríguez. Esa falta de liberalización retrae, según Duran, a los empresarios catalanes.

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