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Historia

Félix de Azúa

La historia que viene escrita en los libros de Historia narra el pasado, pero su tiempo es el presente. Lo que llamamos "tiempo pasado" es, dicho con todo respeto, el mundo de los muertos. Para quienes estamos vivos, los muertos son como los sueños, un puñado de signos fantasmales que parecen cargados de sentido, aunque no sepamos cuál es. Sabemos, sin embargo, que el posible sentido de los sueños, los muertos y la Historia no es verdadero. Las agudas impresiones que dejan los sueños, la emoción que suscita el recuerdo de los innumerables muertos, la ilusión que produce la Historia son reales pero no verdaderas. Forman parte de lo desmesurado, de lo que escapa a nuestras verificaciones, de eso que aún llamamos "lo artístico". Así que un libro de Historia puede llegar a ser una obra de arte, pero el grueso de la producción histórica, como sucede con casi todo producto artístico, sólo cumple una función instrumental, interpreta el sueño de la Administración.La Administración siempre sueña lo mismo, ganar la sumisión de los administrados. Así como para el buen administrativo la gente ha de hablar obligatoriamente en la lengua de quienes están al mando, así también quienes están al mando quieren que sus administrados tengan un sueño sumiso y ordenado. La Historia oficial -no la que se lee, sino la que se enseña- es una invitación a obedecer las órdenes del mando no por coherencia con el mundo de los muertos, sino para planificar la administración de los vivos.

Es, de todos modos, una tarea inútil, porque cada nueva camada sueña su propio sueño y vuelve a escribir la Historia. No hay nada más muerto que un tratado de historia que algún día fue imprescindible y ahora se apolilla en las librerías de lance. Los libros de historia viven los mismos años que aquellos que están al mando, luego se desvanecen como un sueño sustituido por otro sueño. Y ese cambio de sueño, tan habitual, lo causa una digestión deficiente, el estruendo del camión que acarrea la basura, el zumbido de un mosquito, cualquier trivialidad. ¿Qué historia deberán escribir los niños que nazcan ya con un programa genético diseñado por empresas privadas? ¿Quiénes serán sus héroes, cuál será su patria?

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Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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