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El Reina Sofía exhibe los 18 'zuloagas' de la colección propia

La exposición resume la trayectoria del pintor vasco

Elisa Silió

La sala 17 del Museo Nacional Reina Sofía de Madrid acoge desde hoy y hasta el 4 de octubre la exposición Pinturas de Zuloaga en las colecciones del MNCARS, que recoge los 18 cuadros del pintor vasco Ignacio Zuloaga (Eibar 1870-Madrid, 1945) pertenecientes a los fondos artísticos del museo. Se trata de un conjunto de pinturas de gran riqueza, ya que en ellas están representadas sus distintas etapas y facetas.

El 98

La exposición se inscribe en un proyecto del museo que tiene como objetivo mostrar al público los fondos que no se exhiben en la colección permanente. Anteriormente, y por primera vez, los cuadros viajaron a Granada y al Museo de Bellas Artes de Sevilla, donde se expusieron, como en este caso, bajo el patrocinio de la Caja de Ahorros de Granada.

La exposición del que quizás fue el último maestro de lo que se conoce como escuela española resume su larga trayectoria, desde sus orígenes, con el cuadro Don Plácido Zuloaga, pintado a los 25 años, hasta su vejez, con lienzos como Montes de Calatayud, acabado cuando tenía 61 años. Se echa en falta algún trabajo de su etapa sevillana, iniciada en 1893.

Según se dice en el catálogo editado para la exposición por Belén Galán y Chus Tudelilla, séptimo número de la colección Monografías del Arte Contemporáneo, el legado del museo se considera uno de los más sobresalientes del pintor, pues contiene algunas de sus piezas capitales, como El Cristo de la Sangre, La Celestina o los Torerillos de pueblo.

Cuadros todos ellos que testimonian el entorno social y las costumbres de la vida española de finales del siglo XIX, que se habían convertido en el principal tema de reflexión de los escritores de la generación del 98. Zuloaga plasmó en imágenes lo que Miguel de Unamuno llamó "la intrahistoria de España -la vida interior y la esencia espiritual de lo hispánico-, y lo hizo mediante el uso de la paleta de tierra y las sombras, el enfásis en el claroscuro, la densidad de los temas y la expresividad del dibujo, que delimita rotundamente las formas.

En palabras del director del Reina Sofía, Juan Manuel Bonet, "Zuloaga encarnó lo español de su tiempo. La España negra de la pintura del 98. Fue la contrafigura de Picasso".

El descubrimiento de las tierras y gentes de Castilla, a través de Segovia, donde pasó temporadas, determinó su asociación a la generación del 98, que veía en ese paisaje el alma de la España esencial.

Los periódicos viajes a París en los años diez alejaron a Zuloaga de las pinturas negras. Entonces hizo retratos de músicos, cantantes y actrices de la época, que se ven en esta muestra con óleos como el del violinista y compositor Larrapidi, influido por Edgard Degas, o el Retrato de la Señora Malinowska, de estilización modernista. En la décaca de los veinte y treinta, sin abandonar los retratos, el artista se detuvo en la representación de los paisajes vacíos, como el Paisaje de Alhama.

En París, como más tarde en Estados Unidos, Zuloaga fue celebrado por su capacidad para asimilar las tendencias imperantes y conservar la libertad que lo hace reconocible.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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