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Berlín intenta disipar el temor de los Quince por el núcleo de países pioneros

Pilar Bonet

La función de motor que Francia y Alemania quieren asumir en la UE "no tiene que ser a costa de los demás", ya que no se pueden dejar de lado las reflexiones sobre la construcción de Europa que se dan en Estados como España o los países nórdicos. Con este comentario tranquilizador, fuentes gubernamentales alemanas se esforzaban ayer por disipar las eventuales aprensiones provocadas en otros socios por el presidente francés, Jacques Chirac.

La víspera, el mandatario francés se pronunció ante el Bundestag por la creación de un grupo de "países pioneros" vertebrado en torno a Alemania y Francia. Chirac también abogó por el inicio -tras la conferencia intergubernamental de Niza, en diciembre- de una "gran transición" de duración indefinida que concluiría con un referéndum sobre la constitución europea.Las reflexiones franco alemanas no son exclusivas y el grupo de países pioneros "no es un directorio", señalaban las fuentes gubernamentales en vísperas de la reunión que el primer ministro británico, Tony Blair, y el canciller alemán, Gerhard Schröder, celebrarán hoy en Potsdam, en las cercanías de Berlín. El canciller reiterará esta idea a Blair y conversará con el jefe del Gobierno británico sobre el futuro de Europa. Sobre "hacia dónde nos movemos, qué hacemos y cómo lo hacemos", señalaron más concretamente las fuentes, y agregaron que Chirac ya había compartido sus ideas con Blair recientemente durante una visita a Londres. Blair y Schröder ya habían intercambiado puntos de vista en marzo cuando el canciller federal visitó al premier británico en su residencia. Las relaciones entre los dos dirigentes parecen haberse enfriado un tanto, tras el entusiasmo inicial que el socialdemócrata Schröder mostró por la tercera vía británica. A principios de junio, Blair no asistió a la conferencia internacional de Berlín sobre los desafíos que el siglo XXI depara a los gobiernos. En la capital alemana, su ausencia se interpretó como un signo del alejamiento entre ambos dirigentes, pese a los motivos oficiales aducidos por el británico (el nacimiento de su hijo Leo).

El Reino Unido está preocupado por los planes alemanes para celebrar una segunda conferencia intergubernamental en 2004 y por las propuestas para permitir el avance de pequeños grupos de países más allá de lo que prevé el Tratado de Amsterdam. Es previsible que Blair pida a Schröder una clarificación sobre las posiciones expuestas por Chirac, que gozan de gran aceptación en los medios gubernamentales y regionales de Alemania. Los medios gubernamentales alemanes asumen que Francia, aunque no se ha pronunciado abiertamente sobre el tema, no es indiferente a la idea de una nueva conferencia intergubernamental. Con gran celeridad, el Gobierno alemán ha acogido positivamente esta idea. Tanto medios franceses como alemanes siguen diciendo que la ampliación será posible una vez concluido el proceso de ratificación del temario de la Conferencia de Niza. Las fuentes gubernamentales alemanas señalaban ayer que "el motivo por el cual Alemania y Francia no quieren sobrecargar la agenda es que no desean poner en peligro el calendario de la ampliación". Sin embargo, la integración de otros países parece cada vez más lejana, dada la dificultad para realizar simultáneamente reformas institucionales (que exigirán el consentimiento unánime de los miembros de la UE) y la ampliación de un organismo que estará en fase de modificación.

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Hubert Védrine, se desmarcó ayer con cautela de las ideas de Chirac. "Ésa no es la posición del Gobierno", declaró ante un grupo de periodistas en París, marcando así las distancias habituales entre el Ejecutivo socialista de Lionel Jospin y el presidente gaullista, informa Walter Oppenheimer. Sin descalificar la sugerencia de Chirac, Védrine matizó que se trata de "ideas para el debate y no de propuestas de Francia". En cualquier caso, dijo, no es un asunto que se tenga que discutir durante la presidencia francesa, sino de un debate a largo plazo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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