Encantadora frivolidad
Punta de lanza de un movimiento de juguete que amenaza con cuestionar la pretenciosidad del mestizaje sonoro, la absurda solemnidad del pop o el rock de última generación o el seudo-lujo rumbero de las terrazas de verano, el quinteto madrileño Meteosat dio el miércoles en Madrid una pequeña lección de por qué la frivolidad es encantadora. Irrumpieron a los sones de la sintonía de la serie El coche fantástico y se arrancaron con su tema más conocido: Vilma. El quinteto inundó enseguida el ambiente de pop-punki rosa, con un ramillete de canciones en las que la intrascendencia es virtud y la intención de divertir su objetivo. Cierto es que, tras ellos, transita la ominosa sombra del revival. Pero da igual, porque el resultado es fresco, entretenido y carece del ensimismamiento de otras bandas del mismo palo.