El presidente de Sony Pictures destaca que la baza del cine español en EE UU es su singularidad
Más de 200 profesionales participan en el Foro Iberoamericano de Coproducción Audiovisual
Michael Barker, copresidente de Sony Pictures Classics, abrió ayer en Madrid el Foro Iberoamericano de Coproducción Audiovisual. Barker es responsable, junto a sus socios Marfie Bloom y Tom Bernard, de los estrenos en EE UU de películas españolas como Todo sobre mi madre, Mujeres al borde... o Belle époque. Barker dejó claro lo que le interesa del cine en español: "Su singularidad frente al norteamericano, por una cuestión artística, pero también de negocio". Sobre la ambigua situación de su país con el sistema de doblajes (doblan al español sus películas, pero jamás al contrario) dijo que no se trata de una estrategia comercial, sino de que "ni la crítica ni el público norteamericano aceptarían jamás una película doblada al inglés. Sienten verdadera repulsión". Paralelamente, esta semana se celebra el ciclo El cine iberoamericano del próximo milenio.
El Foro Iberoamericano de Coproducción Audiovisual ha reunido en Madrid a más de 200 profesionales del cine de 13 países. De Argentina a México, Brasil, Chile o España, entre otros. Una de las grandes salas del Círculo de Bellas Artes de Madrid se ha convertido en el lugar de encuentros, debates y conferencias durante tres días. Cara a la galería: largas charlas sobre teoría industrial, leyes y sobre cómo buscar las claves del éxito. Por detrás, en pequeños despachos dispuestos para los asistentes al foro, se mueve el verdadero negocio, los acuerdos para las coproducciones, las batallas para lograr que finalmente llegue el dinero que se necesita para sacar adelante una película.El anuncio hace unos días de Alberto Ennis, director general de Contenidos de Telefónica Media (organizadora, junto a la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España, FAPAE, de este foro), de que su grupo posee una bolsa de 100 millones de dólares para invertir el próximo año en cine iberoamericano ha convertido este encuentro entre profesionales en un codiciado plató. "Una plataforma puede sobrevivir sin el fútbol, pero jamás sin el cine", dijo Ennis, que habló de la llamada "generación eñe" (la emergente comunidad hispánica de EEUU) como un mercado de impresionantes posibilidades.
Moda española
Eduardo Campoy, presidente de la FAPAE, presentó a Michael Barker para que explicara el porqué del éxito del cine independiente en EE UU -su compañía distribuye, financia y produce, con incalculable éxito, cine independiente-, y cómo la puerta de entrada para el cine en español se ha logrado abrir a pesar del mercado altamente proteccionista de EE UU. Según Barker, el fenómeno del cine en español en EE UU -igual que le ocurre al cine oriental y al brasileño- se asemeja a lo que ocurrió en los años sesenta con la nouvelle vague francesa. Sencillamente, está de moda. "Nuestra implicación en el cine español y el portugués, como son los casos de Estación central o Todo sobre mi madre, se debe a la apertura del mercado. Este cine es hoy un negocio. Hace unos días, en Nueva York también se ha estrenado La lengua de las mariposas, otra película española, y lo ha hecho con bastante éxito, luego el camino ya existe".
Barker continúa: "Participé en una mesa redonda organizada por The New York Times con importantes guionistas y directores. El moderador era uno de los grandes popes de nuestro país, el crítico de cine de The New York Times y jefe de su página editorial. Uno de los que estaba sentado en aquella mesa preguntó: '¿Por qué aquí no podemos hacer una película como Todo sobre mi madre?'. El crítico le contestó: 'Esa pregunta es una tontería porque Pedro Almodóvar sólo tiene sentido y sólo se explica dentro de un sistema que le deja desarrollar su singularidad con una libertad que aquí no apoyamos. El cine europeo debe desarrollar y proteger su singularidad porque precisamente eso es lo único que interesa de él y lo único que le puede salvar; cuanto más lejos de Hollywood esté, mejor".
"Y es que", prosigue Barker, "lo que nos importa es esa singularidad porque, además de una propuesta artística, es negocio". Para el copresidente y cofundador de Sony Pictures Classics, el secreto de su empresa es que se implican en los proyectos. "Apostamos por los contenidos, por el largo plazo, no por el beneficio directo, que no funciona con este tipo de cine. Eso, evidentemente, sólo se puede hacer teniendo la seguridad de tener el respaldo de una gran empresa como Sony detrás".
Deliberadamente elitistas, con proyectos en las manos de David Mamet, Alan Rudolph, Robert Altman o la primera película en inglés que dirigirá el japonés Takeshi Kitano, Michael Barker y sus socios creen que el cine independiente "sobrevive año tras año, mientras que el cine de estudios, en su mayoría, perece tras su explotación. Nuestros ingresos crecen poco a poco, pero enormemente. Nosotros no creemos en los grandes beneficios".
¿Por qué no se doblan las películas extranjeras para que puedan competir al mismo nivel que las norteamericanas? Según Michael Barker, sólo se conoce un caso en que una película doblada al inglés resultó un gran éxito. Fue en 1969 con Z, de Costa Gavras. "El público norteamericano rechaza frontalmente el doblaje, no lo acepta. El doblaje en EE UU arruina a las películas, es un arte perdido. Con Mujeres al borde de un ataque de nervios estuvimos a punto de hacerlo, pero cuando vimos los resultados, nos horrorizamos". Curiosamente, los grandes estudios sí doblan en su propio territorio sus películas al español para así poder entrar también en alguna de las 400 pantallas de EE UU que se dedican exclusivamente al cine hispano.
La primera jornada del Foro Iberoamericano fue inaugurada, por la tarde, por la ministra Pilar del Castillo. Además de recordar su intención de llevar adelante el anteproyecto de ley de fomento y promoción de la cinematografía y del audiovisual, anunció que una de las nuevas medidas será el apoyo a los estrenos de las películas que estén dentro del Grupo Ibermedia, el programa de coproducción de países iberoamericanos propuesto en la Cumbre de Chile por José María Aznar.
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