La pelea por la fiscalidad del ahorro marca la cumbre de la presidencia portuguesa

Los Quince abren hoy en Santa Maria de Feira, a 35 kilómetros de Oporto, un Consejo Europeo de transición. No hay ninguna decisión polémica que tomar al margen de la dramática pelea sobre la armonización de la fiscalidad del ahorro, que desde hace años enfrenta a varios países a cara de perro. Anoche, los ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) de los Quince no lograron ningún acuerdo en esa materia que para muchos es imposible. La reunión continuará hoy. La querella fiscal ha sido incluida también en la agenda de jefes de Estado o Gobierno. Nota optimista: el Consejo Europeo aprobará la entrada de la dracma griega en el euro a partir del 1 de enero.

El más que posible fracaso fiscal y la polémica con Austria pueden acabar emponzoñando esta cumbre europea de transición. Los Quince han llegado al Consejo Europeo, final de la presidencia portuguesa, sin decisiones que tomar. Es una reunión de transición para los tres temas de fondo que dominan el día a día de la Unión: la reforma institucional, la ampliación y el euro.El euro crecerá un poquito más con la incorporación de la divisa griega, la dracma. Una novedad que se conoce desde hace semanas y que no afectará, ni para bien ni para mal, a la solvencia de la moneda europea. La ampliación no está en la agenda de Feira. La reforma del Tratado de Amsterdam sí, aunque sólo para acordar que entre los asuntos a negociar se incluya el polémico asunto de las llamadas cooperaciones reforzadas.

Los ministros de Economía no lograron anoche el acuerdo sobre la armonización fiscal. La última propuesta de la presidencia portuguesa, muy escorada hacia las tesis del Reino Unido, fue rechazada por Luxemburgo y Austria porque en la práctica suponía que en un periodo máximo de nueve años deberían suprimir el secreto bancario. En todo caso, la propuesta condicionaba la entrada en vigor de cualquier acuerdo a que culminaran antes conversaciones con países terceros y territorios dependientes, lo que en la práctica significa que difícilmente se podría aplicar alguna vez. Se trata de evitar que un acuerdo en el interior de la Unión Europea acabe beneficiando a Suiza, Estados Unidos, Liechtenstein, Mónaco, Andorra o las islas del Canal. Las conversaciones seguirán hoy.

Los países de la Unión Europea negocian este contencioso desde que en 1989 se aprobó la libre circulación de capitales y empezó a hacerse evidente que la opacidad fiscal de unos países servía para atraer capitales de dudosa legalidad desde aquellos en los que sí se aplica una retención en la fuente a los dividendos financieros. Hace seis meses, el Reino Unido bloqueó el acuerdo para defender las emisiones de Eurobonos de la City. Al igual que ahora, los ministros del Ecofin se reunieron en vísperas del Consejo Europeo, entonces en Helsinki y ahora en Feira, para forzarse a conseguir un acuerdo. En vano. Lo único que ha cambiado desde entonces es que si en diciembre el bloqueo lo protagonizó el Reino Unido, ahora han sido Luxemburgo y Austria quienes tienen que correr con el desgaste político de impedir la armonización.