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Entrevista:Loyola de Palacio, Vicepresidenta de la Comisión

"La propuesta de Fischer elimina las instituciones actuales"

De Palacio ve con preocupación la propuesta federalista del ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, "que suprime" el Parlamento y la Comisión en su condición actualLa vicepresidenta de la Comisión Europea y ex ministra española de agricultura, Loyola de Palacio, de 49 años, logró la semana pasada uno de sus principales objetivos como comisaria responsable de relaciones con el Parlamento Europeo: la firma de un acuerdo marco para fijar las relaciones entre ambos. Un acuerdo que viene a poner paz tras varios años de guerra institucional, aunque aún debe ser ratificado por el pleno de la Eurocámara y por el Colegio de Comisarios.Pregunta.¿Qué hay en este acuerdo que impida nuevas crisis entre Parlamento y Comisión?

Respuesta.Fundamentalmente, una clarificación de situaciones. Ha sido difícil conseguir este acuerdo, en el que hace ocho meses que venimos trabajando. Se han delimitado los campos, los territorios y los compromisos. Por parte de la Comisión, de responder a su obligación de responsabilidad frente al Parlamento y de información y colaboración con el Parlamento. Pero también por parte del Parlamento de respeto a la Comisión y de colaboración con la Comisión. Eso evitará que se produzcan malentendidos que al final terminan envenenándose y pueden llevar a situaciones límite.

P.La mesa ha aceptado uno de los principios que rechazaba hace unas semanas la presidenta de la Comisión de Control Presupuestario (Cocobu), la diputada Theato: que el descargo presupuestario es un ejercicio anual y que no se puede paralizar en función de problemas de ejercicios anteriores. ¿Significa que el conjunto de la Cámara está empezando a aislar a la Cocobu?

R.No creo que se trate de eso, sino sencillamente que hemos aclarado situaciones. La preocupación, creo, de la señora Theato era que, en función del ejercicio anual de dación de cuentas, se dejaba al Parlamento sin posibilidad de un control real si es que más adelante aparecían asuntos poco claros o incluso conflictivos sobre actuaciones de la Comisión en años donde ya se había producido esa dación de cuentas y ese visto bueno global por parte del Parlamento. En ningún caso era ésa la pretensión de la Comisión, y en ese sentido hemos llegado a un acuerdo en el que distinguimos lo que es el ejercicio anual de las cuentas, donde se da un visto bueno global por parte de la Comisión, de lo que puede ser la labor de control del Parlamento sobre ejercicios anteriores, donde evidentemente la Comisión se compromete a suministrar la información necesaria para aclarar cualquier extremo que plantee dudas.

P.El ministro de Exteriores alemán, Joschka Fischer, en su reflexión federalista sobre el futuro de la Unión, hace referencias muy negativas al Parlamento Europeo y propone volver al viejo sistema de que esté constituido por diputados nacionales. ¿Cómo ve usted esa propuesta?

R.La veo con preocupación, francamente. Porque no es sólo que plantea suprimir el Parlamento en su condición actual donde hay un voto directo de parlamentarios europeos, lo que constituye al Parlamento en una de las instituciones comunitarias, sino que hace una cosa parecida con la Comisión, la otra gran institución comunitaria. Por lo tanto, en la propuesta de Fischer, lo que hay claramente es una desaparición de las actuales instituciones comunitarias esenciales que son Parlamento y Comisión y su sustitución por unos sistemas más intergubernamentales. Ésa es una de las tendencias que hay ahora sobre la mesa: ¿seguimos avanzando en el terreno de lo comunitario, de lo que son la gestión en común con una entidad supranacional como es el caso de la Comisión, o, por el contrario, retornamos a lo intergubernamental? Claramente, yo soy partidaria de mantener el sistema comunitario, de avanzar con el sistema comunitario, de una Comisión fuerte y de un Parlamento que también cumpla con sus funciones. En ese sentido, creo que Comisión y Parlamento deberíamos colaborar y ser aliados en este gran debate.

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P.Algunos explican la mayor distancia que empieza a haber entre Consejo y Parlamento por el hecho de que el Parlamento tenga una mayoría opositora: el Consejo está gobernado por socialdemócratas, mientras que en el Parlamento hay una mayoría conservadora. Según esa gente, esa mayoría se debe a que en las elecciones europeas se vota contra los Gobiernos porque no hay nada en juego.

R.Los motivos por los que votan los ciudadanos son siempre muy complejos. Decir que se vota en contra es una simplificación. Aunque lo que no debe hacer en ningún caso el Parlamento Europeo es convertirse en una caja de discusión de problemas nacionales. El Parlamento Europeo tiene que concentrarse en su trabajo, que son los problemas y asuntos europeos, y lo que no debe de confundir ninguna delegación nacional es su papel y su labor y, por lo tanto, trasladar al Parlamento Europeo lo que son problemas internos de su país. Es algo que a lo mejor en algún caso se ha podido producir, pero son casos menores y en ningún caso justifican que el Consejo pueda tener una posición negativa respecto al Parlamento Europeo.

P.¿Ve alguna posibilidad de empezar a elegir una parte del Parlamento Europeo a partir de circunscripciones únicas europeas para evitar precisamente el problema del enfoque nacional?

R.Estamos muy verdes todavía para llegar a ese tipo de cuestión. Es verdad que lo que se está planteando desde hace tiempo es la elección del presidente de la Comisión en el conjunto de la Unión Europea. También es un asunto complejo, porque tener personalidades con un conocimiento suficiente a nivel del conjunto de la Unión indudablemente obligaría a unos cambios muy importantes. Creo que eso, con el tiempo, termine sucediendo, pero desde luego no hemos llegado a ese punto en el proceso de construcción europea. No hay que perder la perspectiva. La Unión Europea es un proceso: si vemos desde dónde arrancamos, es decir Euratom, la Ceca, el carbón, el acero, y dónde estamos ahora, se ve en estos cincuenta años el avance espectacular de puesta en común que hemos hecho los distintos países de la Unión Europea construyendo esa Unión. Habrá a quien le parezca que es un proceso lento, pero no hay que equivocar los ritmos porque hay que dar tiempo a madurar y a digerir las nuevas situaciones. Esto es un proceso, una puesta en común sin violencia, voluntaria, de partes de soberanía. Es una cesión de soberanía por parte de una serie de viejos pueblos y hay que saber que no es de hoy para mañana, sino que vamos a seguir avanzando y lo que hay que conseguir es que no descarrile, y estoy segura de que no va a descarrilar, sino al contrario: seguirá avanzando.

P.El Parlamento reclama, con cierta lógica, que todas las materias que pasen a decidirse por mayoría cualificada sean sometidas al proceso de codecisión para darles un respaldo legislativo. En cambio el Consejo no lo ve tan claro, dice que eso no es automático sino que se ha de negociar.

R.Efectivamente, hay que negociar muchas cosas porque estamos en un proceso de construcción compleja donde todo tiene su equilibrio y su contrapartida y donde hay que avanzar dando pasos en firme y no corriendo demasiados riesgos, precisamente por la propia complejidad del ejercicio. Dicho todo lo cual, es cierto que una de las cuestiones en discusión sobre la mesa actualmente es la limitación de la unanimidad y el ampliar los campos donde lo que se vota es con mayoría. A lo mejor, si ponemos el automatismo de la participación del Parlamento, resulta que vamos a limitar el campo. Creo que hay que ser muy pragmático y no ser fundamentalista, sino saber que lo que hay que ir es dando pasos en adelante. Por eso no sería totalmente radical en exigir que sistemáticamente un voto de la mayoría llevara aparejada la codecisión porque a lo mejor eso nos impide avanzar en el voto a la mayoría donde creo que sí que habría que dar unos cuantos pasos en adelante.

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