El Guggenheim muestra las relaciones entre arte y fotografía en el paso del siglo XIX al XX
'De Degas a Picasso: pintores, escultores y la cámara' redescubre la obra de 14 artistas
La invención de la fotografía puso al alcance de los artistas una nueva herramienta de creación de imágenes. La exposición De Degas a Picasso: pintores, escultores y la cámara muestra desde ayer, en el Museo Guggenheim Bilbao, cómo 14 autores en distintos puntos de Europa estudiaron las aplicaciones de la fotografía y las llevaron a sus creaciones en la transición del siglo XIX al XX. "No se trata de analizar fotografías pictorialistas, sino de explorar la fotografía como un agente del cambio en el arte", explicó la comisaria de la exposición, Dorothy Kosinski.
Pintores que son también fotógrafos (Edgar Degas), escultores que desdeñan la fotografía (Auguste Rodin), cartelistas que reproducen imágenes tomadas en estudio (Alphonse Mucha) y artistas que llevan a sus cuadros escenas exóticas captadas por la cámara (Paul Gauguin). Los artistas seleccionados por Kosinski, conservadora de arte europeo en el Museo de Arte de Dallas, responden a tipos muy diversos en su relación con la fotografía, pero en todos los casos "estaban deseosos de investigar el aluvión de información visual" que la nueva técnica puso en sus manos. Kosinski destacó que, a pesar de las diferencias en sus opciones artísticas, la mayoría de los artistas se situaron dentro de los límites del simbolismo, que rompía con la representación del mundo real y se abría a una representación introspectiva y de mayor subjetividad.
Entre Degas y Picasso, Kosinski ha seleccionado otros 12 artistas. La nómina pretende demostrar que en la transición al arte del siglo XX no todo ocurría en París y evitar la jerarquización de las obras de creación. La internacionalización fue, según la comisaria, "un aspecto crucial del cambio de fantasías de las vanguardias".
Así, en la exposición se reúnen obras creadas en la capital francesa pero también en Oslo, Berlín, Múnich o Bohemia y entre ellas hay dibujos, pinturas, esculturas y, por supuesto, fotografías, pero también carteles y simples tarjetas postales. En total, son más de 350 piezas.
En la selección de obras, Kosinski ha cuestionado el canon tradicional, para elegir obras que permitan "redescubrir" las grandes figuras del cambio del arte de finales del siglo XIX en su relación con la cámara. Degas se presenta en la muestra como un consumado fotógrafo, que entrecruzaba las influencias de la fotografía y la pintura. En otros artistas -Fernand Khopff, Gustave Moreau, Mucha, Edvard Munch y Franz von Stuck- revela que fue un método para obtener bocetos de sus obras posteriores, aunque por caminos muy diferentes.
Cualidades esenciales
Los escultores Medardo Rosso, Constantin Brancusi y Rodin, en cambio, utilizaron la fotografía para conocer las cualidades esenciales de sus obras. La exposición enseña cómo Gauguin se inspiró en fotografías para sus célebres cuadros de Tahití y descubre a Picasso rescatando de reproducciones fotográficas de El entierro del conde de Orgaz, de El Greco, la composición Evocación (Entierro de Casagemas), entre otras creaciones. Pierre Bonnard, Félix Valloton y Edouard Vuillard sirven de ejemplo de traslado de imágenes de su entorno cotidiano a la pintura.
Kosinski invitó a mirar con detenimiento la fotografía de Picasso que cierra la exposición. Tras el artista y sus acompañantes, aparece una colección de retratos y reproducciones de obras de arte, La Gioconda entre ellas. "Es su museo imaginario", dijo la comisaria. "El ejemplo perfecto de la forma en que Picasso convivía con la cámara".
La inauguración de De Degas a Picasso coincidió con el inicio de un periodo de cambios en la presentación de la colección permanente del Guggenheim. En el plazo de un mes se abrirán al público ocho instalaciones diferentes de obras de los fondos propios. Hoy mismo arrancará una exhibición de fotografías del japonés Hiroshi Sugimoto, creadas por encargo de la galería Guggenheim de Berlín. Se trata de una colección de retratos de personajes históricos, realizados en blanco y negro y a escala natural.
Para lograr las imágenes de Voltaire o Enrique VIII, Sugimoto ha fotografiado las figuras de cera del Museo Tussaud de Londres, enfocando siempre tres cuartas partes del cuerpo sobre un fondo negro. El resultado es una colección de inquietantes fotografías, que recuerdan la iluminación de las obras de Rembrandt. Kosinski encontró un paralelismo entre De Degas a Picasso y el trabajo de Sugimoto. "Es una forma contemporánea de realizar una exploración fotográfica", afirmó.
La exposición, patrocinada por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) e Iberdrola, estará abierta al público en el Guggenheim hasta el 10 de septiembre.
Babelia
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