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Mortadelo y Filemón, un filón

Ibáñez achaca el espectacular éxito de ventas de la pareja a su adaptación a los nuevos tiempos

Amelia Castilla

Muchos niños aprenden a leer con las viñetas de Mortadelo y Filemón. Al menos eso es lo que le contaron a su creador, Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936), gran parte de las personas que ayer se acercaron a la Feria del Libro de Madrid para que el dibujante les firmara alguno de sus recientes álbumes mientras los cabezudos de su cómic repartían globos. Luego, por la tarde, vieron a Ibáñez en acción cuando éste se unió a la campaña Libros contra el racismo y pintó un gran dibujo: tres mortadelos que se daban la mano: uno chino, el tradicional y uno negro, que decían en sus idiomas: "Todos hermanos", mientras él firmaba con una petición: "Que todo llegue a ser realidad es mi mayor deseo".El padre de Mortadelo cuenta con un público fiel desde hace más de cuarenta años: "Vienen tantos adultos como niños, aunque creo que estos últimos derivan más hacia los cacharritos esos, como los ordenadores o las Gameboy". Pero los seguidores de Mortadelo acaban de empezar una fiesta porque su personaje ha sido escogido como la mascota oficial de la Vuelta Ciclista 2000, que empieza en agosto. Y para animar el ambiente se acaba de editar el álbum La vuelta, con una tirada inicial de 25.000 ejemplares, dijo Susan Theune, editora de infantil, juvenil e ilustrados de Ediciones B.

Mortadelo y Filemón han desbancado a Astérix en Alemania, y las ventas en países como Suecia y Dinamarca le han obligado a crear un álbum especial dedicado a la mítica Sirenita. El éxito "en esos países tan fríos" podría estar, según el creador de la popular pareja cómica, en que sólo hay dos clases de humor: el que hace reír y el que no".

Celuloide rancio

Lleva más de cuarenta años en el candelero y él lo achaca a que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Desde que creó Mortadelo y Filemón, Agencia de Información, en 1958, hasta ahora, Ibáñez ha introducido algunos cambios. El personaje de descomunal nariz y su jefe dependen de una organización de detectives multinacional llamada TIA (Técnicas de Investigación Aeroterráquea), están bajo las órdenes del Superintendente y con ellos trabaja el profesor Bacterio. Se han enriquecido los argumentos: "Las historietas reflejan lo que ocurre en el día a día; sin ese matiz no hubiera sido posible seguir". Así ocurre con Sidney 2000, La Vuelta o El Tirano, una parodia sobre el caso Pinochet convertida en bestseller con 60.000 ejemplares vendidos.

No le gusta, sin embargo, a este dibujante entrar a saco en temas nacionales tan jugosos como los servicios secretos o los políticos que ocupan a diario las páginas de los periódicos. "A ésos fuera de nuestro país no les conoce nadie". Ibáñez se reconoce como "un enamorado del celuloide rancio, representado en personajes como El Gordo y el Flaco o Dean Martin y Jerry Lewis". Sostiene que no ha hecho más que seguir la tradición de las grandes parejas cómicas cuya única misión es divertirse. Sus "personajillos" no están basados en figuras reales, aunque una vez en la editorial Bruguera tuvo un problema menor con un empleado que se parecía como una gota de agua al botones Sacarino. Sacarino, Pepe Gotera y Otilio o los protagonistas de 13 Rue del Percebe ya no están en activo, pero su creador asegura que no han muerto. "Podría recuperarlos si el público me lo pidiera", dice. La producción anual de este dibujante (seis o siete álbumes) supera con mucho la media de otros como Uderzo, creador de Astérix, o Morris, padre de Lucky Luke, que, como mucho, editan un libro por año.

Ibáñez reconoce que tiene ayudantes, pero dice que en nada se parecen a "esos clásicos negros de la literatura". Como máximo, un señor que rellena los negros cuando la página está acabada u otro que da el último trazo. Su método de trabajo no ha variado desde que empezó a publicar en las páginas de Pulgarcito. Sus principales armas son su mano derecha y su cabeza. "Los niños que vienen a casa a ver cómo trabajo se quedan sorprendidos cuando se encuentran con una vieja máquina de escribir y una mesa de dibujo".Después de tantos años de andar disfrazando a Mortadelo de cualquier bichejo que se le ocurra, su creador confiesa que ya no se divierte mientras dibuja las viñetas: "Ahora vivo de Mortadelo y Filemón". Como novedad piensa darles más protagonismo a las mujeres. No lo hizo antes por los problemas de censura en la época de la dictadura. "Al final, con los tachones, las señoras acababan pareciéndose a un espárrago con cabeza".

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