Las células madre del cerebro pueden generar diversos tejidos
Experimentos en ratones indican que se reprograman en el laboratorio
En un paso más en la búsqueda de fuentes de células para realizar trasplantes que reemplacen tejidos dañados por enfermedades, investigadores suecos han demostrado que las células madre del cerebro de ratones adultos se pueden reprogramar en el laboratorio para dar lugar a muchos tejidos distintos, como piel, corazón, hígado o riñón. Si se confirma la versatilidad de estas células en humanos se conseguiría una nueva fuente de células madre sin los problemas éticos que plantea la utilización de embriones para trasplantes.
Hasta hace muy poco se pensaba que las células madre o precursoras -presentes sólo en algunas parte del cuerpo, entre ellas el sistema nervioso y el sistema linfático- sólo servían en los adultos para generar el tejido del órgano en el que se encuentran, como sucede en la médula ósea, cuyo trasplante permite tratar algunas leucemias. Sin embargo, el año pasado ya se demostró, también en ratones, que las células madre del cerebro, inyectadas en la médula ósea, contribuían a generar glóbulos rojos, es decir, que actuaban como las células madre de la médula ósea. Ahora, investigadores del Instituto Médico Nobel, del Instituto Karolinska, en Estocolmo, han demostrado que estas células, una vez aisladas y cultivadas, contribuyen a formar muchos tejidos distintos, según publican en la revista Science.Para demostrar la influencia del ambiente en el destino final de estas células teóricamente totipotentes, los científicos cultivaron células madre de cerebro de ratones -marcadas- con diferentes cultivos de células embrionarias de ratón y luego las inyectaron en embriones de ratón y de pollo en una fase muy temprana de desarrollo. Las células originales infiltraron los diferentes tejidos a medida que se desarrollaba el embrión y contribuyeron en gran medida, por ejemplo, a la formación del corazón, como pudieron comprobar los investigadores después gracias a que estaban marcadas.
Señales químicas
Los científicos no saben qué señales químicas hacen que las células madre se olviden de su origen y se adapten a su nuevo ambiente. "Para decirlo en pocas palabras, no tenemos ni idea", ha reconocido Jonas Frisén, del Instituto Karolinska. "Podemos especular con la idea de que los elementos básicos son señales entre células o secreciones de las células embrionarias. Existe probablemente un cóctel de diversos factores, pero no tenemos datos sobre cuáles son estas moléculas".
Si los científicos pudieran conocer con exactitud la composición molecular de estas señales químicas, dice Frisén, podrían dar un nuevo paso, hacer que las células madre del cerebro de adultos se conviertan a voluntad en otro tipo de células, sin necesidad de exponerlas a los tejidos embrionarios. Ahora, Frisén y su equipo quieren hacer los mismos experimentos con otras células madre, ya que las existentes en el cerebro son las más difíciles de aislar. Además, van a seguir con los experimentos para comprobar la supervivencia de las células madre transformadas en los tejidos, y si mantienen su función.
La producción de células madre y de tejidos derivados de ellas, tanto animales como humanos, se está convirtiendo en un área de gran crecimiento en la investigación preclínica. Esta efervescencia proviene sobre todo de un avance reciente, el aislamiento de células madre en embriones humanos, y también de la clonación de la oveja Dolly, que demostró que una célula de mamífero adulto podía reprogramarse para dar lugar a un animal. En Estados Unidos la investigación está esencialmente en manos de nuevas empresas, dirigidas por científicos, dado que la fuente más esperanzadora de estas células son los embriones y la experimentación con embriones no puede recibir fondos públicos federales de investigación. En la mayor parte de los países europeos los experimentos con embriones están prohibidos.
Las pruebas se realizan con diversos modelos animales y también en ensayos clínicos. Los resultados son esperanzadores en animales pero todavía no en humanos. Y algunos científicos tienen miedo de que se generen tantas esperanzas como en su día generó la terapia génica, que resultarán difíciles de cumplir. Dos pioneros en el campo de los trasplantes cerebrales (se han hecho con neuronas fetales humanas o derivadas de células cancerosas, y con neuronas de cerdo), Ander Björklund y Olle Lindvall, también suecos, se refieren a este problema en un reciente artículo, en el que, por otra parte, se muestran partidarios de seguir trabajando en las enfermedades de Parkinson y Huntington, pero son más críticos en el caso de la epilepsia y el infarto cerebral
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