FUENSANTA COVES BOTELLA Militar con los amigos
L
o último que dijo la profesora de Didáctica de las Ciencias Experimentales al despedirse de sus alumnos de Magisterio fue que, por favor, la saludaran por la calle cuando la encontraran. Hasta llegar a ese momento Fuensanta Coves Botella (Elche, Alicante, 1961) reflexionó mucho. Siempre lo hace, pero aceptar su inclusión entre la lista de nombres propuestos por la dirección socialista de Almería a Manuel Chaves para formar su nuevo gobierno le costó especialmente.
Se escudó tras numerosas pegas: la pérdida de la libertad de movimientos, el tipo de vida que no deseaba y, ante todo, su compromiso con alumnos y profesores de la Facultad de Humanidades de Almería. Coves encabezaba la candidatura alternativa que disputaba el decanato a su titular, José Guerrero. Obviamente, su resistencia acabó vencida: es ya la nueva consejera de Medio Ambiente.
Su designación fue de las más sorprendentes. Casi nadie había oído hablar de ella, ni dentro del partido socialista ni fuera de él. Pero reunía dos condiciones importantes para entrar en el Ejecutivo: es mujer y es independiente. Incluso una tercera: goza de un respeto generalizado en el ámbito académico como buena docente.
Fuensanta Coves se doctoró en Farmacia en la Universidad de Granada, pero su trayectoria está vinculada a la de Almería desde que se desgajó de la anterior y se convirtió en una institución independiente. Apostó por una disciplina novedosa, tanto que se convirtió, hace una década, en una de las primeras profesoras titulares de Didáctica de las Ciencias Experimentales de la enseñanza española. Del empeño y la pasión que le suscitaban su área de conocimiento dan fe compañeros y alumnos. En su defensa de la labor socializadora de la enseñanza se diría que ha tenido éxito, a juzgar por el testimonio de una de sus alumnas: "Intentaba que reflexionáramos y que tuviéramos una visión crítica. Siempre nos hacía ver los pros y los contras de la ciencia".
Ya nombrada, Fuensanta Coves acudió a despedirse de los estudiantes y a procurar facilitarles una transición hasta los exámenes finales lo menos traumática posible. En clase agradecieron el detalle, aunque no dejan de lamentar la pérdida: "Se notaba que le gustaba formar futuros docentes".
La nueva consejera suple su falta de brillantez con grandes dosis de esfuerzo y discreción. Escucha mucho, reflexiona más y trabaja a mares. Prefiere el diálogo al enfrentamiento, pero tampoco rehuye la discrepancia. Incluso ha tenido la habilidad de eludir los dimes y diretes y las luchas intestinas que caracterizan en buena medida la vida universitaria en Almería. En su candidatura para el decanato de Humanidades juntó derecha, izquierda, centro e independientes. Coves busca más los criterios compartidos que las ideas que separan. Aunque pueda incluírsela en una órbita progresista, siempre ha huido de la militancia, como si eso acarrease una pérdida de su capacidad de crítica.
Con un pasado en materia ambiental en blanco y ajena a la dinámica de los partidos, sus amigos aluden a cualidades como la capacidad de trabajo, el diálogo, su objetividad y su defensa férrea de la función pública. Sumadas podría ser el perfil idóneo de una funcionaria eficaz, impermeable a las consignas y franca en sus planteamientos. Ni soberbia, ni falsa modesta. Con inquietudes varias, pero sin la vehemencia del activista. Enemiga de cuchicheos y tan reservada respecto a su vida privada que ni siquiera comparte confidencias con sus amigos.
Ni siquiera con el grupo de Rodalquilar, un núcleo de profesores de la Universidad de Almería bautizado así por sus reuniones en la casa que Coves poseía en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar para preparar una candidatura al rectorado.
Separada, sin hijos, amante de los viajes exóticos -su nuevo cometido probablemente le habrá frustrado una salida a Siria-, aficionada a los deportes acuáticos y a las caminatas y amiga de empaparse de literatura, cine (Solas y American Beaty, entre sus últimas preferencias) y teatro. Adora el Parque de Cabo de Gata-Níjar, que se conoce al dedillo, y practica la lealtad con los suyos casi como una disciplina.
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