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Varios policías encañonaron y abofetearon a un técnico español exigiéndole la entrega de códigos informáticos

Juan Jesús Aznárez

Jaime Casas Alcaide, de 30 años, madrileño, técnico de la empresa estadounidense Election Systems & Software padeció en Caracas la peor experiencia de su vida: un agente de la policía política le amenazó de muerte exigiéndole la entrega de unos códigos, le metió el cañón de una pistola en la boca y remató con un par de bofetadas. Casas, aturdido al extremo después de tres días de pesadilla, fue embarcado hacia Omaha (Nebraska), sede de la firma, donde se recupera.El Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano, que recibió notas de protesta de España y EE UU, solicitó una investigación a la Fiscalía General de la República. La peripecia de Jaime Casas y de sus dos compañeros norteamericanos de ES&S, comenzó hacia las nueve de la noche del pasado lunes. Tras aterrizar en Caracas, un miembro del Consejo Nacional Electoral (CNE) les conminó a solucionar problemas informáticos insuperables en el tiempo requerido. Agentes de la División de Inteligencia Sectorial y Prevención (DISYP) entraron en acción.

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A gritos y empellones, en el hotel Tamanaco, arrebataron el pasaporte a los tres técnicos. "¡Saboteadores! ¡De aquí no salís vivos hasta que no se arregle todo!". Casas fue acorralado. "¡Los códigos! ¡Los códigos!", le exigía un agente metiéndole su pistola en la boca y abofeteándole. A las seis de la mañana fueron liberados. Inmerso en una crisis nerviosa, Casas llamó al consulado español, y su titular, Santiago Martínez Caro, y sus colaboradores se movilizaron. El aturdimiento del informático era tan acusado que durante tres horas no accedía a salir de la legación española, pese a reiterársele que gozaba de inmunidad, que lo protegían policías españoles. El trance continuó, siempre bajo protección diplomática y policial españolas, en el Gran Hotel Meliá. Cuando se disponía a salir del país, tres funcionarios de la fiscalía y dos guardias con metralletas lo impidieron. "Este señor no puede salir, su permanencia es vital para la seguridad nacional", vinieron a decir. Casas temió lo peor. El cónsul y el embajador, Miguel Ángel Mazarambrós, efectuaron gestiones ante el fiscal general, Javier Elechiguerra, y el ministro de Exteriores, José Vicente Rangel. El jueves Casas volaba hacia Nebraska.

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