La oposición acusa a Chávez de "ridículo planetario" por el aplazamiento electoral
La suspensión de las elecciones fue aplaudida como inevitable por la mayoría de los venezolanos, ya que el desbarajuste informático pudo haber conducido a un escrutinio falso y a la adulteración de la voluntad popular. Los dos candidatos de oposición, el comandante Francisco Arias, y el civil Claudio Fermín, culpando al presidente, Hugo Chávez, "del ridículo planetario sufrido por el país" exigieron un nuevo árbitro, el despido del oficialista Consejo Nacional Electoral (CNE), y su sustitución por otro plural y más capaz.
Arias llamó a una movilización de gobernadores y alcaldes para lograrlo. Probablemente no deberá empujar mucho porque desde las filas gubernamentales también se pide ese relevo. El Consejo Legislativo, el Parlamento interino, controlado por la mayoría oficial, comenzó una ronda de consultas con las empresas encargadas del escrutinio automatizado: la española Indra y la norteamericana, y vilipendiada, Election Systems & Software. El objetivo es recabar información sobre las causas del desastre, cumplir con un mandato judicial que pide depuración de responsabilidades, y determinar las fechas técnicamente posibles para una nueva convocatoria a las urnas. La actualización de la base de datos, muy alterada por las muchas manos metidas en las máquinas receptoras de papeletas durante los tres meses de preparativos, puede llevar más de un mes, precisó Juan Navarro, portavoz de Indra. Los problemas no son pocos. Existió el peligro, entre otros, de que los votos de un candidato fueran sumados en la cuenta del rival, o de que numerosos sufragios ni siquiera fueran leídos por las tarjetas informáticas.
El presidente Chávez, que partía favorito con aproximadamente 18 puntos sobre Arias Cárdenas, dijo que la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) "fue sabia", "un ejemplo de cristalinidad y transparencia". Otra es la lectura de su excompañero de golpe, el 4 de febrero de 1992 contra el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez. "¡Hemos sido el hazmerreir de todo el mundo!, ¡Venezuela no se merece este papelote!", gritó desde una tribuna de Maracaibo, capital del Estado de Zulia, donde fue gobernador hasta su entrada en liza. "¡Por culpa de una sola persona no merecemos quedar ante el mundo entero como incapaces! (...) ¡El Consejo Electoral puesto por Chávez y el Gobierno no tiene sentido común, ni capacidad para preparar ni las elecciones, ni la trampa".
No hubo trampa, según el grueso de las fuerzas política y sociales venezolanas, sino impericia, improvisación, y varias mentiras, según Omar Rodríguez, un miembro del CNE que ha puesto su cargo a disposición de las autoridades.
"Sabía que lo que se estaba diciendo al país [que no había problemas, y que las elecciones se celebrarían el día 28] era una mentira aberrante, pero cuando asentaba mi rechazo la mayoría se imponía".
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