Día de las Fuerzas Armadas
He asistido atónito al desprecio que muestran la mayoría de ONG hacia el Ejército, calificándolo poco menos que como una institución caduca y socialmente rechazable.Como integrante de una asociación cántabra sin ánimo de lucro, que regularmente ha remitido material humanitario a Bosnia, debo manifestar mi profundo malestar por estas duras e injustas muestras de desafecto. Porque he comprobado de primera mano la labor de nuestros soldados, muy por encima de lo que es su misión (la de actuar como fuerza de interposición de acuerdo con los mandatos de Dayton), y muy por encima de lo que el pueblo español les pide. Porque no es que hayan colaborado con las ONG en la zona, es que sin su ayuda, ninguna ONG podría haber realizado su labor. Soy testigo de la atención exquisita del Ejército con todas y cada una de las ONG, arreglándoles los vehículos, transportándoles y distribuyéndoles la ayuda humanitaria, dándoles protección e incluso, dándoles comida y alojamiento a sus miembros.
No me entra en la cabeza que estas mismas organizaciones muestren ahora su desprecio, ¿o se trata tal vez del desprecio de unos dirigentes que no saben o no quieren saber lo que pasa en el terreno? Simplemente les animo a que consulten con los que sí pisan el terreno y se están partiendo el pecho en los Balcanes.
No me cabe la menor duda de que el Ejército no se quiere erigir en protagonista, pero lo que tampoco le va a gustar a ninguno de sus miembros, ni a ellos ni a nadie, es que le repudien de esa manera.
Como otros muchos ciudadanos españoles que hemos sido testigos de la impagable labor de nuestros Ejércitos, he de certificar rotundamente su valía, su capacidad profesional, su acción desinteresada y humanitaria. Y debo añadir, porque es de justicia, mi orgullo por pertenecer a una nación, España, que disfruta de un Ejército cuyos integrantes -su material humano- rayan a la mayor altura del mundo.
Desde estas líneas, desde mi modesta condición de ciudadano de a pie, declaro que "mi" Ejército es el mismo Ejército que adoran bosnios, serbios,Pasa a la página siguienteViene de la página anterior
croatas y kosovares, y por eso, sólo por eso, aunque haya infinitas razones más, estoy -como gran parte de la sociedad española- a favor de su desfile el Día de las Fuerzas Armadas.- Ángel J. de Vega Domínguez. Cantabria.
Huyamos de las apariencias y llamemos las cosas por su nombre. El Día de la Fuerzas Armadas, es una celebración que tiene sus raíces en los desfiles del Día de la Victoria. 1º de abril de 1939. Que tenía lugar cada año en el paseo de la Castellana de Madrid. Con la venida de la democracia cambiaron el nombre, pero el homenaje se dedicaba al mismo Ejército; brazo armado de la patria. También la dictadura se dotó de tres ministros militares, Marina, Tierra y Aire y en democracia, el poder militar pasó a depender del civil, bajo el nombre de Ministerio de Defensa. Más democrático y más acorde con la civilización europea. Pero el contenido era el mismo; prepararse para mejor matar. En la actualidad, dentro de la OTAN y con las llamadas campañas de acción humanitarias, en la antigua Yugoslavia, nos quieren presentar las Fuerzas Armadas, como un grupo de personas pertenencientes a una ONG. Por otro lado, no nos escandalicemos ni nos rasguemos las vestiduras por las declaraciones del señor Fraga, está en su papel. En su día dijo: "La calle es mía...". Ahora desea que las calles de Barcelona sean, al menos por un día, de las Fuerzas Armadas, claro está, con la oposición de más de doce mil catalanes. Si al Ejército se le quiere homenajear por su labor humanitaria, hagamos una ceremonia civil, donde se mezcle con el pueblo. Eso sí, sin armas ni uniformes.- .
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.