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Reportaje:DÍA DE LAS FUERZAS ARMADAS

Barcelona reconvierte sus cuarteles

Blanca Cia

El cuartel de Lepanto y los de Torras i Bages de Barcelona son los últimos que se derribarán en un proceso de reconversión que el Ministerio de Defensa inició en la década de los ochenta. De aquellas grandes instalaciones que acogían a miles de soldados, sólo queda ahora un cuartel con una unidad operativa, el del Bruc, cuya dotación no supera los 700 soldados.Universidades, equipamientos, jardines y espacio público se han levantado en lo que antes fueron cuarteles, que en algunos casos habían ocupado antiguos conventos de religiosos.

Es un proceso que se remonta a dos siglos atrás. El temor a la excomunión o al castigo divino comportó que varios conventos, como el de la Mercè -junto a la basílica-, acabaran convirtiéndose en acuartelamientos a mediados del siglo XIX. Ocurrió con la desamortización de Mendizábal, que supuso la venta de parte del patrimonio de la Iglesia y que, cuando éste no interesaba a nadie, iba a parar a manos del Ministerio de la Guerra. El convento de la Mercè, la actual Capitanía General, sufrió ese proceso en el año 1846.

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La venta de gran parte del patrimonio del Ministerio de Defensa en Barcelona -y en el resto de España- empezó con el plan de modernización conocido como META y la ley de dotaciones de las Fuerzas Armadas, proyectos dirigidos por el entonces ministro de Defensa, Narcís Serra.

"Los presupuestos de defensa debían reducirse y el Ejército español tenía que modernizarse, tal como estaba ocurriendo en el resto de los países europeos", recuerda Lluís Ballbé, que fue uno de los más estrechos colaboradores de Serra hasta 1987. Defensa también decidió poner orden en su patrimonio y aprobó la ley de infraestructuras, y con ella la creación de una gerencia que se dedicó a negociar con los ayuntamientos la venta, cesión o compensación de los bienes de los que se iba a desprender.

"Era necesario saber qué hacía falta mantener y qué se podía vender", recuerda Ballbé. Además, los responsables del ministerio y también mandos militares coincidían en que a las puertas del siglo XXI no tenía sentido que los acuartelamientos militares estuvieran en los cascos urbanos. Ese proceso no sólo afectó a los acuartelamientos, sino también a otras propiedades militares, como los economatos y algunos locales y solares destinados al parque móvil del Ejército.

En los últimos 13 años se han cerrado cinco acuartelamientos. El cuartel de Sant Agustí, que acogió la caja de reclutas y la farmacia militar, se cerró en 1988 y formó parte junto con los acuartelamientos de Gerona y los de Jaume I y Roger de Llúria -que conformaban el cuartel de Wellington- de un convenio suscrito entre Defensa y el Ayuntamiento de Barcelona por valor de 1.640 millones de pesetas. "En general, los precios fijados fueron bastante razonables", recuerda uno de los responsables de Patrimonio del Ayuntamiento. Sant Agustí se ha transformado en un centro cívico.

El cuartel de Gerona era uno de los más grandes: 48.000 metros cuadrados que se extendían por encima de la Travessera de Gràcia y entre las calles de Sardenya y Lepant. Parques, escuelas y otros equipamientos urbanos sustituyeron a la antigua instalación militar.

Otro de los grandes centros militares, el de Wellington, desapareció a golpes de piqueta en 1994 después de que el Departamento de Enseñanza cerrara un acuerdo con el ministerio por 1.100 millones de pesetas. Sus 36.000 metros cuadrados se convirtieron en la Universidad Pompeu Fabra.

Los dos últimos grandes acuartelamientos cerrados fueron el de Lepanto y los situados a ambos lados del paseo de Torras i Bages, en Sant Andreu. Estos últimos están en desuso desde hace años y su destino final depende, en gran parte, de la proyectada estación del AVE de la Sagrera y la transformación de esa zona. Son nada menos que 100.000 metros cuadrados.

El cuartel de Lepanto fue cerrado en 1993 y durante años ha sido objeto de múltiples cábalas sobre su futuro, como la propuesta para que acogiera la sede del Euroejército del Sur. Finalmente, el Departamento de Justicia de la Generalitat llegó a un acuerdo con Defensa y los 56.000 metros cuadrados situados a caballo entre los términos de L'Hospitalet y Barcelona albergarán un macroedificio judicial. El de Lepanto era uno de los cuarteles con más dotación y llegó a albergar a 1.400 soldados. En la actualidad, no es muy fácil ver uniformes verde-caqui en Barcelona. Además del cuartel del Bruc, permanentemente cortejado por las universidades, la presencia militar se reduce a Capitanía General, el Gobierno Militar y los sectores aéreo y naval.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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