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FÚTBOL La octava Copa de Europa del Madrid

"Daría la vida por repetir el partido"

Cúper considera que la responsabilidad atenazó a los jugadores del Valencia

Debajo del rostro imperturbable de Héctor Cúper, había un hombre completamente abatido. Antes del partido, el técnico argentino estaba, al igual que el valencianismo, convencido de la superioridad de su equipo. No se esperaba de ninguna manera el varapalo. De ahí que, tras el encuentro, le saliera del alma una frase para la historia del club. "Daría la vida por que el partido se jugara mañana". Seguramente, de jugar la final esta noche, Cúper haría cientos de cambios respecto al encuentro disputado ayer. Pero sobre todo uno: tratar de que a sus hombres no les pesara tanto la responsabilidad de la gran cita. Al final la experiencia sí que contó. "Hemos estado más tensos de lo normal, más nerviosos", admitió Cúper. Efectivamente, los futbolistas del Valencia actuaron completamente agarrotados, sobre todo los chicos más jóvenes, totalmente desbordados por la presión del choque. Terriblemente impreciso anduvo Farinós, mal Mendieta, desaparecido Gerard y desconocido el Kily González. Precisamente la línea más fuerte del Valencia, el centro del campo, fue ayer la más débil. El Kily se había lesionado en el entrenamiento del día anterior a la final, y eso se notó. La distensión en su rodilla izquierda no hubo manera de disimularla ni siquiera con la infiltración antiinflamatoria a que fue sometido por los médicos del club.Al entrenador, además, le salió mal el experimento de Gerardo en el lateral izquierdo. Al chico le pudo también la responsabilidad por una parte, y por otro el escaso ritmo de competición (apenas si ha jugado 10 partidos en toda la temporada): nunca de lateral izquierdo. La larga zancada de Anelka no encontró rival en Gerardo, que vio cómo se le escapaba con facilidad. Gerardo, asimismo, tampoco se atrevió a pasar la línea de medios. Demasiada presión. "Sentimos mucho dolor, no hay ningún consuelo posible", dijo Cúper. El preparador argentino no buscó ni una sola excusa. "Nuestro manejo del balón no fue el correcto. El Madrid ha ganado de forma justa. No tuvimos ni juego, ni resultado. Hicimos muy pocas cosas bien", prosiguió el técnico argentino.

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La pregunta era ineludible. ¿Qué siente después de haber perdido sus tres finales importantes consecutivas (la Copa del Rey y la Recopa con el Mallorca y la Liga de Campeones con el Valencia? "Mire, si he tenido que jugar cinco finales, ganamos dos y perdimos tres, uno tiene un mérito. Si eso pesa en mi futuro, pesa a favor", respondió Cúper en un gran ejercicio de positivismo.

La estadística es implacable con el conjunto valenciano: el Valencia disparó una sola vez entre los tres palos en todo el partido. Un tirito de Mendieta que atrapó sin ningún problema Casillas. El Madrid, en cambio, disparó 11 veces a gol. El balón, además, fue un cuerpo extraño para los valencianistas en Saint Denis. Lo repelían sin remedio. Otro dato significativo es que el Valencia sólo cometiera un fuera de juego en todo el encuentro, muestra evidente de la escasa participación del Piojo López, que suele caer en fuera de juego una media de cinco veces por partido. ¿Qué les dijo a sus jugadores cuando acabó el partido? "Que se relajen y que dejen pasar el tiempo. Está todo demasiado reciente".

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