Buen toreo de El Califa

órdoba El Califa hizo buen toreo. Fue en su primero, un ejemplar de Guardiola Fantoni de extraordinaria nobleza, al que el torero le hizo una faena espléndida en el centro del platillo. Lo citó de largo, le ligó los derechazos y los naturales y los remató atrás en la cadera, como Dios manda. El sexto no tenía la misma condición de noble que el anterior. Traía más pique y problemas, pero no por ello se echó atrás el torero que, esta vez más acelerado, estuvo muy valiente. En las dos ocasiones mató bien, aunque en el primero, antes de dejar una estocada, pinchó una vez.

Esto fue lo más destacable de esta corrida, en la que las reses lidiadas no dijeron nada del otro mundo en el tercio de varas.

A Padilla le tocó el toro con más peligro del encierro. Por ambos pitones hacía por el torero cuando cortaba su embestida incierta y con la cara arriba. El torero insistió, pero tuvo que desistir porque el animal se fue apagando. El cuarto recibió dos puyazos de los que salió moribundo de la cabalgadura. Se amodorró en el último tercio y no acudía a las llamadas de Padilla.

Víctor Puerto apenas obligó a su primer toro, que se desplazaba sin más a cualquier llamada del matador. Con el quinto, Puerto estuvo voluntarioso, nada más.

Novillada matinal

Por la mañana se celebró la novillada que había sido suspendida el martes por falta de reses. Se lidiaron cuatro novillos de María Palma y dos de Aguadulce, muy justos de trapío y mansurrones. La terna la formaron Sergio Sanz (vuelta; aviso y saludos), El Fandi, (leve petición y vuelta; saludos) y Reyes Montoya (oreja y vuelta). A la plaza acudieron 701 espectadores.

La novillada no dio para mucho. En el último tercio los animales fueron perdiendo fuerza e incluso se rajaron algunos de ellos durante las faenas. El triunfador, atendiendo al número de trofeos conseguidos, fue Reyes Montoya (antes se anunciaba con el nombre de Enrique Reyes), que cortó una oreja a su primer enemigo. En este novillo, Reyes estuvo muy variado con el capote. En las dos primeras tandas con la muleta, una de pases por alto y otra de derechazos, se había ganado el afecto del escaso público asistente, pero la faena fue a menos. Con su segundo y sexto de la tarde, su toreo fue atropellado ante un novillo que se defendía constantemente.

Abrió plaza Sergio Sanz, que estuvo muy entregado con una res que ofrecía poco para el lucimiento. El novillo tuvo poca transmisión y desarmó al torero en varias ocasiones. Al cuarto de la tarde le dieron más capotazos y muletazos que público había en los tendidos (701 exactamente). Con éste, Sanz puso mucha voluntad, pero su toreo estuvo carente de calidad y acelerado.

A El Fandi le tocó el torito más encastado de la mañana. A su trabajo con la muleta le faltó un poco de alegría. Algunos muletazos ceñidos y poco más fue lo que consiguió. Con el quinto pasó inadvertido. Muchos pases pero sin decir nada.