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DEFICIENCIAS EN LA ATENCIÓN SANITARIA

Grupos de usuarios denuncian los trucos para 'maquillar' las listas

La amenaza de ir a los tribunales o a la prensa agiliza los trámites

Gabriela Cañas

Asociaciones de defensa del usuario criticaron ayer las maniobras con que se maquilla la realidad de las listas de espera. El sindicato UGT animó a los ciudadanos a denunciar la situación. Según las críticas, el enfermo tarda al menos un mes en entrar en las listas. A partir de ahí, no existe una pauta común en todos los centros hospitalarios, pero las denuncias coinciden en la falta de transparencia. El 20% de las denuncias recibidas el año pasado por una organización contra los errores médicos concernía a las listas.

"Ya lo llamaremos". Ésta es la frase con la que los hospitales suelen despedir a los pacientes cuyo diagnóstico es pasar por el quirófano. Eso no quiere decir que será llamado para darle fecha y hora, sino para comunicarle que ha entrado en la lista de espera, algo que, según las asociaciones de defensa de los pacientes, no ocurre antes de un mes. Entonces el paciente deberá aguardar estoicamente la segunda llamada, que le diga el momento de la operación."Si no estás, te vuelven a llamar, pero si esa segunda vez no coges el teléfono pierdes el turno y vuelves a la cola", explica Carmen Flores, presidente de la entidad Defensora del Paciente. "A veces, cuando tardan mucho en darte hora te llaman sólo por ver si te has muerto o te has operado en otro sitio y poderte quitar", añade María Antonia Moral, secretaria de Avinesa, asociación contra los errores sanitarios.

Gustavo López-Muñoz, presidente de la Fundación Pro-pacientes Cristina, cree la ley asiste a los ciudadanos para acceder a la gestión de las listas de forma totalmente transparente. Pero no quiere generalizar: "Hay zonas en España donde no hay consideración con los pacientes. Y otras, como el País Vasco, con mucha más conciencia de esos derechos y donde el trato es mejor".

Flores asevera que con transparencia no se podría actuar de forma discrecional, "colando a amigos del médico, al primo del amigo, etcétera". Y pone un ejemplo incontestable: "Cuando nosotros tenemos un paciente que lleva demasiado tiempo esperando, escribimos al hospital amenazándoles con que, si no le meten en quirófano, denunciaremos el caso ante la prensa o ante los tribunales, por denegación de asistencia. No falla. A los pocos días, le llaman al quirófano. ¿A quién se han saltado?"

De las 4.800 denuncias que recibió el pasado año Carmen Flores, el 20% estaba relacionado con las listas. El sindicato UGT animó ayer a los enfermos en listas a denunciar la situación. "Les asesoraremos", afirma el secretario general de la Federación de Servicios Públicos del sindicato en Cataluña, Frederic Monell. "La gente tiene miedo. Cree que si protesta le van a tratar peor".

Las cifras oficiales merecen poca fiabilidad a estos defensores, que alegan casos que no engrosan las referencias oficiales: en un ambulatorio de Madrid le dicen a una mujer que la llamarán en un mes para su resonancia magnética; una mamografía puede tardar entre ocho y 18 meses; las listas ginecológicas en el hospital Ramón y Cajal son de nueve meses, y una persona con rotura de menisco tuvo que esperar hasta siete meses en el hospital Severo Ochoa de Leganés. Muchas veces, coinciden los tres, llaman sorpresivamente a los pacientes para operarles ese mismo día. Si no pueden, perderán el turno

María Antonia Moral se indigna con las declaraciones de Celia Villalobos. "Si cree que dar los datos sólo sirve para llenar páginas de periódico, yo le digo que también con las campañas electorales se llenan muchas páginas. La gente tiene derecho a saber y por eso aplaudimos a los médicos que denuncian los casos".

Diferencias entre "espera" y "demora"

Tiempo de espera y tiempo de demora no son sinónimos para el Insalud. Un año después de lanzar un plan de choque para reducir su listas de espera, el departamento que dirigía José Manuel Romay ideó en 1997 una segunda estrategia: enviar a los hospitales normas estrictas para restringir el acceso de los pacientes a las listas de espera. Algunos de los requisitos eran de sentido de común, como promover la cirugía ambulatoria o no incluir a pacientes sin diagnóstico establecido. Pero hubo otro llamativo: la necesidad "de adecuar que el global de las inclusiones en la lista de espera" se ajustara en cada servicio a "su capacidad de salidas programadas en los próximos cinco meses". En algunas circulares se llamó la atención sobre la necesidad de que "el índice de entradas/salidas en la lista" fuera "menor a la unidad". Es decir, que hubiera menos incorporaciones a la lista que salidas. Esto vino a cerrar o al menos filtrar las listas. De ahí que el Insalud hable desde entonces de "tiempo de demora", el tiempo que un paciente aún no operado lleva en la lista a la espera de la intervención. Es decir, sin que se computen los días que aún le faltan para llegar al quirófano. El "tiempo de espera", por el contrario, se refiere a los ya operados e incluye el tiempo total que el paciente ha pasado en la lista. En ambos casos, el tiempo que transcurre desde el diagnóstico hasta entrar en la lista no cuenta, al menos públicamente, aunque es un dato que sí computan para uso interno los funcionarios públicos.

El nuevo sistema permitió al Insalud exhibir mejores datos y cumplir con el compromiso de ofrecer un resumen de datos globales públicamente cada seis meses, en un gesto que no tienen otras administraciones sanitarias.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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