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Clinton se alía con Bush y los empresarios para lograr el pleno comercio con China

El presidente demócrata Bill Clinton, el candidato republicano George Bush y las grandes empresas de EEUU presionaban ayer intensamente a los miembros de la Cámara de Representantes para que hoy voten a favor de la ley de plena normalización de las relaciones comerciales con China. Las empresas llevaban ya gastados ocho millones de dólares (unos 1.400 millones de pesetas) en anuncios en prensa, radio y televisión en los que instaban a los ciudadanos a pedir a los congresistas el apoyo a la ley. Hacía años que Washington no vivía un debate sobre política exterior tan apasionado.

"De todo lo ocurrido en el Congreso estadounidense en estos tiempos, los historiadores sólo recordarán dentro de medio siglo el debate y la votación sobre la ley de comercio con China", afirmó Lawrence Summers, secretario del Tesoro. El énfasis no es disparatado. Si el libre comercio ha sido la única constante de la política internacional de Clinton, su aplicación a las relaciones entre la principal potencia del planeta y el gigante asiático sería el colofón de esta presidencia. Curiosamente, Clinton es apoyado en el empeño por republicanos y grandes empresas y se enfrenta a la mayoría de sus correligionarios demócratas y a los sindicales.Firmas como Boeing o General Motors bombardeaban ayer al público con anuncios favorables a los negocios con China, y afirmaban que si EEUU rechaza esta oportunidad, los japoneses y europeos se harán con el mayor mercado del planeta. Por el contrario, la central sindical AFL-CIO advertía a los congresistas demócratas de que apoyar la ley les supondrá perder el apoyo financiero y político del mundo laboral en los comicios de noviembre. Los sindicatos argumentan que, con sus bajos salarios y condiciones casi esclavistas de trabajo, la competencia china es desleal. La normalización del comercio con China se traducirá en que EEUU perderá 872.000 empleos a lo largo de una década, auguran los sindicatos. Clinton replica que lo mismo se decía en 1993, cuando fue aprobado el Tratado de Libre Comercio (TLC) con México y Canadá, y hoy EEUU tiene un desempleo del 3,9%, el más bajo en 30 años.

Los partidarios de la ley se enfrentaron ayer a un problema. Un estudio de la Casa Blanca augura que el déficit comercial de EEUU respecto a China se ampliará si se normalizan las relaciones comerciales. En la actualidad, China está vendiendo a EEUU seis veces más que lo que compra.

Hasta ahora, la Casa Blanca y el Congreso deben aprobar cada año el mantenimiento de relaciones comerciales con China, lo que suscita crónicas discusiones sobre los derechos humanos en ese país, o sus condiciones laborales. Ese mecanismo anual desaparecerá según la ley que ayer comenzó a debatir la Cámara de Representantes y hoy será sometida a votación.

La aprobación de la ley por las dos cámaras del Congreso (el Senado no tendrá mayores problemas en hacerlo el mes próximo) es imprescindible para materializar el acuerdo alcanzado el pasado noviembre entre Washington y Pekín. Según ese acuerdo, EEUU apoya la entrada de China en la Organización Mundial de Comercio y el país asiático elimina muchas de sus barreras aduaneras. Europeos y chinos alcanzaron la pasada semana un acuerdo semejante.

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